La reconversión de la Platja de Palma debe contemplar la creación de zonas dedicadas a los establecimientos de ocio separadas de las residenciales y hoteleras, con el fin de que el ruido que los primeros generan no moleste a las personas que desean descansar, según se recomienda en el estudio elaborado por el Institut d´Estudis Ecològics (Inese) y presentado ayer, entre otros, por el conseller de Turismo, Miquel Nadal. Igualmente, se propone "establecer tasas o impuestos por emisión de ruidos a aquellas actividades generadoras de impactos para la población residente y turística".

La lucha contra la contaminación acústica se señala como uno de los factores clave de esa rehabilitación, de ahí que se pida "aplicar de manera contundente la separación de usos establecida en el Plan de Ordenación de la Oferta Turística, ya que no es viable que usos incompatibles se encuentren ubicados en el mismo lugar, como es el caso, por ejemplo, de que en la zona residencial y de alojamiento turístico se encuentren numerosas cervecerías, que son un importante foco de ruidos".

Además, plantea "controlar y prohibir la realización de fiestas en espacios públicos y en playa", además de "vigilar y sancionar las regulaciones horarias de las actividades generadoras de ruido".

Otro aspecto sobre el que se hace especial hincapié es en el peligro de que se desarrolle la reconversión de plazas hoteleras en residenciales, al considerar que las zonas turísticas más viables son aquellas en las que las primeras son más numerosas que las segundas, según se puso de relieve en un acto en el que además de Nadal estuvieron presentes el director general de Ordenación Turística, Carlos de Salvador; el presidente del Inese, Miquel Angel Borrás; y los autores del informe, encabezados por Mateu Picornell.

Sobre este último punto, el conseller recordó que los visitantes llevan a la isla con la intención de "pasarlo bien", algo que en ocasiones puede resultar incompatible con un exceso de población residencial, de ahí la necesidad de desarrollar zonas homogéneas en sus usos.

Las recomendaciones no se quedan ahí. Se reclaman medidas de esponjamiento para los establecimientos turísticos que han quedado obsoletos, al igual que "fomentar y mejorar la seguridad ciudadana incrementando el número de efectivos policiales en todo el núcleo de la Platja de Palma"; impulsar la desestacionalización; regenerar las canteras existentes en la zona; modificar la regulación del tráfico y mejorar las aceras y pavimentos; evitar la construcción de edificios de más de tres plantas, además de los bajos; y soterrar toda la red eléctrica y telefónica.

Se apunta también la necesidad de iniciativas destinadas a controlar y limitar la proliferación de la oferta del ´todo incluido´.