El flamante presidente del PP balear posa serio para el fotógrafo frente a la sede en Palma, bajo los mismos soportales que dan acceso al Parlamento. "¡Dales caña, Bauzá!", le espeta una señora que pasa rápido junto a él, y a la que no conoce. José Ramón Bauzá sonríe sin perder la compostura, tampoco se saldrá del guión durante la entrevista, en la que responde en un perfecto mallorquín todas las preguntas, sin importarle que sean en su mayoría de índole personal.

–¿Posee mucho patrimonio, señor Bauzá?

–El que me he ganado durante este tiempo, y es absolutamente transparente, y como todo el mundo, no es mío sino del banco, al que tendré que pagar durante muchos años.

–¿Usted vive de la política?

–No. Mi principal fuente de ingresos viene de la farmacia que tengo en Marratxí, y gracias a que desde hace tiempo la atiende un magnífico equipo, puedo dedicarme a la política, mi oficio momentáneo porque de profesión soy farmacéutico. Me dedico a la política porque tengo el privilegio que profesionalmente puedo permitírmelo, lo hago por convicción de ideas. Y utilizando terminología farmacéutica, sé y asumo que tengo fecha de caducidad.

–¿Es católico?

–Sí.

–¿Y va a misa?

–Sí.

–¿Aparte de los actos protocolarios?

–Sí que voy, aunque no regularmente porque ahora tengo muy poco tiempo.

–¿Jaume Matas se ha embolsado dinero público?

–Por definición creo en la presunción de inocencia, no solo de nuestro presidente, sino de todos los ciudadanos españoles. Y yo defenderé a todos los afiliados, pondré la mano en el fuego por todos y cada uno. Si se demuestra que se ha traicionado al partido, me habré quemado la mano, pero lo tengo bien porque como farmacéutico que soy tengo cremitas para curarme la quemazón [esboza una ligera sonrisa].

–Rosa Estarás tuvo que dejar de ponerla.

–Yo me mantengo en lo que digo, y la seguiré poniendo. Y si me quemo, la volveré a poner.

–¿Ha hablado con Matas, desde que es usted presidente?

–Con él no he tenido contacto [silencio], pero no tenemos que hacer de esto algo interpretable.

–Esa pulsera con la bandera española que siempre lleva ¿qué simboliza?

–El no tener ningún tipo de complejo por ser español, y ninguna incompatibilidad con ser mallorquín. Yo me siento muy orgulloso de ser español y mallorquín, las incompatibilidades las creamos las personas.

–¿Cuál es su postura sobre el aborto?

–Lo que se pretende ahora con la nueva ley creo que sobrepasa los criterios que estaban consensuados por todos. Se quiere utilizar la reforma como herramienta electoral, con la cual ni siquiera los padres puedan opinar. Y que a las futuras mamás no se les dé un tratamiento psicológico independiente de la cuestión abortiva, sale de todos los cánones de racionalidad.

–¿Habla más en catalán o castellano?

–Me da igual. Tengo la suerte de haber crecido en una familia bilingüe y me puedo expresar con cualquiera de las dos, lo cual es una gran riqueza. Hablo también inglés y un poco de francés y alemán.

–Porque usted nació en Madrid ¿no?

–Hace 38 años, sí, y me vine a Mallorca con 8. Mi padre, de Son Servera, es militar y estaba en Madrid destinado, donde conoció a mi madre. Ya en Palma, estudié en Sant Francesc hasta COU, luego Farmacia en Madrid, y también hice un máster y formación de posgrado. Regresé en 1996, hice la mili y pude abrir una farmacia en Marratxí, donde teníamos una casa familiar y me gustaba mucho pasar allí temporadas.

–¿Existe tradición política en su familia?

–No, no, la verdad es que nadie. Yo me identificaba con la ideología liberal del PP, y mis primeros contactos –solo a nivel personal– fueron en Madrid durante mi etapa universitaria. Cuando ya estaba en Mallorca asentado, con un trabajo, me acerqué al partido y empecé a colaborar con ellos en cuestiones de sanidad. En 1999 fui a listas en Marratxí, y en 2003 como número uno. Pasamos de 5 a 9 concejales y por vez primera empezamos a gobernar allí. Desde entonces soy el alcalde.

–¿Ha casado a homosexuales? ¿Le supone ello algún problema?

–Sí, y no tengo ningún problema, en absoluto, la ley lo contempla. Lo único que yo no lo definiría como matrimonio como tal, para mí es el concepto semántico lo que se debería modificar.

–¿Su música favorita?

–Como grupo me gustan mucho los Dire Straits. Y de vez en cuando escucho clásica, Ravel y Tchaikovsky.

–¿Y su marca de ropa?

–Bufff, ninguna en concreto, me gusta la ropa con la que pueda sentirme cómodo.

–¿De joven fue alguna vez de izquierdas?

–No, nunca.

–¿Y ahora es más de derechas o de centro?

–Es que esto de derecha y centroderecha está muy manido. Me defino como una persona de valores, que desgraciadamente son los que se han perdido. Soy de centro, y de centroderecha, porque el partido tiene un amplio abanico de sensibilidades. Lo que debe primar es ir creciendo, porque somos dinámicos.

–¿Lee?

–Tengo poco tiempo. Sobre todo me gusta la novela histórica, porque siempre aprendes.

–La famosa lata de Cola Cao se desenterró en un jardín de su municipio ¿Qué sintió al ver la imagen?

–Pues una gran decepción, porque se demostraba que personas en las que el partido había depositado su confianza no eran dignas de ello, ni de haber ostentado un cargo en el Govern. Esa foto hizo mucho daño, todas las manchas de corrupción son muy duras, pero nuestro partido no es corrupto, está compuesto al 99,9% por gente honesta y honrada, que hará que la mancha se diluya muy rápidamente. La corrupción no es patrimonio de ningún partido en concreto, lo estamos viendo en esta Comunidad.

–La gente todavía no le conoce mucho, pero en Marratxí sí, y el poder siempre desgasta. ¿Ha empezado el PSOE a buscarle papeles en el Ayuntamiento?

–No tengo nada que esconder, por lo cual estoy con la misma tranquilidad tanto antes como después de ser presidente de mi partido.

–Pero usted sabe que Marratxí y urbanismo han ido muchos años de la mano...

–No ha habido ninguna modificación urbanística desde que el PP gobierna en el municipio. Las normas subsidiarias se aprobaron en 1999 con el PSOE y los Independientes, igual que todas las modificaciones habidas.

–¿Practica algún deporte?

–Siempre he jugado a baloncesto, ahora menos, pero con el bàsquet Pla, de allí de Marratxí, hago alguna pachanga. También me gusta mucho la natación, el golf y el paddle.

–¿Y el fútbol, no?

–¡Sííííí! soy del Madrid, y este año podemos presumir. El pasado no lo podíamos decir tan alto, pero yo seguí siéndolo. Tenemos que estar a las duras y a las maduras [sonríe].

–Ningún barón, independientemente de que algunos discrepen por cómo fue usted designado, cuestiona su valía. Con todo, uno muy importante cree que hoy por hoy está usted demasiado verde como cartel electoral. ¿Se considera preparado para ser el próximo candidato al Govern?

–Me siento capacitado para afrontar los retos que implica mi responsabilidad, si no no los hubiera asumido. Pero no es el momento de pensar en candidatos, sino de trabajar para el partido.

–Imagino que usted es consciente de que algunos le consideran un pijito ¿No teme que le vean solo como una imagen?

–Si solo me juzgaran por la imagen, lo que represento no se hubiera consolidado ni con mayorías absolutas en Marratxí –a la gente no puedes engañarla diez años seguidos, los que llevo en política–, ni con el respeto de los míos. Mire, yo solo tengo una cara, soy el mismo a nivel personal, profesional y político.

–¿Qué colonia o perfume usa?

–Pues... es que tengo varias... me gusta ir probando nuevas.

–El hecho de reunir el perfil de presidente regional del PP que gusta a Madrid ¿ha parado los pies a más de un competidor?

–Que yo tenga constancia, no, pero básicamente no tengo contacto con Madrid como para que puedan apadrinarme.

–Y en Mallorca ¿quién es su padre político? Porque muchos barones se lo rifan.

–Sólo he tenido uno, que fue la primera persona que me dio la oportunidad de entrar en política, y es Toni Montilla, que era el presidente de la junta local del PP de Marratxí. Yo estaba en la farmacia bien tranquilo, y él en 1999 vino a buscarme y me dijo "ayúdanos". Le contesté que sí. Desde entonces me he sentido muy arropado por todos en el PP, no puedo decir que tenga un barón preferido.

–Su nombre empezó a sonar fuerte ya con la huida de Jaume Matas, pero ¿quién y cuándo le dice por vez primera "José Ramón, tú tienes que ser el relevo"?

–Verá, es un comentario que ha salido mucho, pero yo nunca le di demasiada importancia. Cuando se preparaba el congreso al que se presentaron Rosa [Estarás] y Carlos [Delgado], alguien pensó que yo podía ser una tercera vía, pero a mí me parecía más oportuno conocer el partido, porque yo necesitaba rodaje interno. Hubo gente que me propuso serlo [candidato a presidente], pero mis criterios son: primero, analizar; y segundo, actuar con prudencia. A partir de entonces, diferentes sectores socieconómicos y productivos se acercaron a animarme para adquirir un mayor compromiso político.

–¿Cuándo conoció a Mariano Rajoy? ¿han hablado mucho en Madrid? ¿qué instrucciones le ha dado Génova?

–La primera vez fue en una visita suya a Marratxí, en 2007, pero no he ido a verle a [la calle] Génova, las veces que he podido hablar con él ha sido en actos electorales o así. No he tenido demasiado contacto con Madrid, y todavía no he ido desde que soy presidente, mi intención es ir allí a presentar al equipo de trabajo al tenerlo. No han dado ninguna indicación especial, tenemos total libertad, y además tiene que ser así. Hemos de mantener la realidad regional que caracteriza a nuestro partido.