Bajo los mismos venerables techos donde los diputados de Balears debaten arduamente sobre las penurias económicas que azotan a buena parte de la ciudadanía y que obligarán a recortar inversiones públicas, todos los grupos políticos, a través de sus representantes en la Mesa del Parlament, han decidido gastarse 156.220 euros en una escultura llamada a ser el "símbolo de la VII legislatura". ¿Quién dijo crisis?

Sus señorías, de izquierdas y derechas, gobernantes y opositoras, aprobaron el 9 de septiembre, a través del órgano de gobierno del Parlament, un acuerdo por el que encargan esa obra simbólica al escultor Joan Costa, quien prepara una pieza de bronce abstracta de grandes dimensiones inspirada en formas marinas que simbolizará el diálogo, ese preciado bien no siempre presente en el trabajo que desarrollan los representantes del pueblo en el elegante edificio de Palau Reial.

La adquisición de una escultura que inmortalice el devenir de una legislatura se ha institucionalizado en la Cámara, cuyos rectores, quizá por ello, han considerado que tan culta costumbre debe pervivir contra viento, marea y crisis económica.

La primera pieza a la que se atribuyó el abstracto propósito de encarnar una legislatura, la tercera, fue ´El hondero´ de Jaume Mir, una figura de mediano tamaño paralizada en pleno gesto de lanzar la piedra (sin esconder la mano) que se exhibe frente a la biblioteca del Parlament. El mismo prestigioso escultor fue el encargado de dar forma artística a la cuarta legislatura. Entonces, Mir moldeó otra figura histórica, esta con nombre y apellido: Ramon Llull. La pieza, de dimensiones casi naturales, ocupa un rincón junto a la sala de prensa del edificio de servicios de la Cámara balear, al que se ha dado el nombre del literato medieval.

En la quinta legislatura los altos responsables del Parlament consolidaron el hábito de incluir una escultura pagada con fondos de la institución en su colección artística con una obra, ´Mediterrània´, que elaboró Pere Pavía, una pieza de tamaño mediano que honra el despacho del vicepresidente segundo de la Cámara, Pere Rotger.

Precisamente Rotger presidía el órgano legislativo cuando se compró ´La fita de la paraula´, el símbolo de la sexta legislatura. Esta obra de Josep Maria Sirvent, plenamente abstracta, es la más grande de las ´esculturas de legislatura´ y decora el vestíbulo de la entrada por la calle Conqueridor.

Los servicios de información de la Cámara aseguran que no tienen información sobre cuánto han costado estas obras, de las que se suelen hacer reproducciones de pequeño formato que han sido regaladas como recuerdo a personalidades que han visitado la sede del poder legislativo del archipiélago. Sí recuerdan en el área de comunicación del Parlament que en las dos primeras legislaturas se hicieron medallas conmemorativas con las que se obsequiaba a los visitantes ilustres. Eran tiempos de austeridad.