Los indicios de corrupción en torno al Palma Arena se extienden como una mancha de petróleo hacia otros departamentos del Govern de Jaume Matas. De la investigación abierta en torno al velódromo cuelga un cabo que conduce directamente a la anterior cúpula de la conselleria de Turismo.

Por este motivo, el juez instructor del caso, José Castro, citará a declarar como imputados al anterior director del Instituto Balear de Turismo (Ibatur), Raimundo Alabern, al ex secretario general de la Conselleria, Javier Cases, al asesor Joan Miquel Bauzà y a la funcionaria encargada de las cuentas, Joana Ballester. La figura más relevante de Turismo, el diputado del PP y ex conseller Joan Flaquer, fue incluido inicialmente en la lista de implicados, pero el magistrado revocó "por el momento" su decisión al cerciorarse de que su condición de parlamentario le convierte en aforado, indican fuentes jurídicas. Todo hace prever que el juez requerirá su presencia en el tramo final de las pesquisas.

Piden facturas falsas

Los antiguos responsables de la Conselleria habrían participado presuntamente en la financiación del PP con fondos públicos. Este trasvase de dinero se habría producido desde el Ibatur a la empresa que organizó la campaña electoral de los populares en 2007 "a precio de coste" (Nimbus Publicidad S.L). El dueño de esta agencia ha admitido ante el juez el pago de comisiones al gerente del Consorcio del Palma Arena, Jorge Moisés, y la recaudación de unos 71.000 euros en negro abonados por el ex gerente del PP y cuñado de Matas, Fernando Areal. Pero además, unos correos internos comprometedores hallados en Nimbus y sus sociedades satélites mencionan el cobro de facturas "falsas" al Ibatur. Uno de estos pagos figura documentado junto a una nota que dice: "No contabilizar. Es ficticia". Una de las trabajadoras de Nimbus, interrogada sobre este documento, sostiene que la funcionaria del Ibatur Joana Ballester le solicitó la factura falsa y el abono de la misma. Este diario contactó ayer con la funcionaria, quien negó los hechos. "Yo no sé nada porque el que autorizaba los gastos era el director gerente del Ibatur [Raimundo Alabern]. Llevó más de 17 años en la casa y no soy un cargo de confianza", resume Ballester.

Curiosamente, esta funcionaria encabezó una carta remitida a un diario de la isla en "solidaridad" con su antiguo jefe Juan Carlos Alía, salpicado por el caso Rasputín. Alía fue sustituido por Alabern al frente del Ibatur en 2004, cuando este diario desveló que había cargado al erario público los gastos en un club de alterne moscovita, donde acudió acompañado de otros políticos del PP. "Es incomprensible que por 360 euros tengamos que prescindir de ti", expone la misiva enviada a un diario local por Juana Ballester y respaldada por 18 compañeros más.

La Policía y los fiscales, siguiendo el rastro del Palma Arena, se han topado con decenas y decenas de adjudicaciones del Govern de Matas a las empresas del publicista Miguel Romero. Sólo de tres consellerias –Deportes, Turismo y Vicepresidencia– facturaron 2,2 millones de euros. Los investigadores se han sorprendido de que los servicios prestados a la Administración por las compañías de Romero son totalmente dispares y, en ocasiones, nada tienen que ver con su objeto social.

Además, para sortear la Ley de Contratos del Sector Público y asignar a dedo, las consellerias implicadas trocearon las adjudicaciones en paquetes de 12.000 euros como máximo. La policía se ha encontrado con 15 contratos menores de este tipo en Deportes y Juventud, dirigida por Rosa Puig. En el departamento de Vicepresidencia y Relaciones Institucionales, gobernado entonces por la actual presidenta del PP, Rosa Estarás, han hallado 54 encargos otorgados entre 2004 y 2007, y otros ocho más concedidos al hijo del publicista.

Hacían de todo

Nimbus y sus empresas hermanas han facturado al Govern balear por razones bien dispares. En el caso del Palma Arena, han ingresado dinero por el traslado de una caseta, el acondicionamiento de los despachos del velódromo, la compra de cascos y chalecos, la organización de diversos viajes o por maquetas y elementos de iluminación. Todas ellas son actividades muy alejadas de las tareas habituales de una agencia de publicidad.