El ex gerente del consorcio que construyó el velódromo, Jorge Moisés, declaró ante el juez que pidió –"como un favor, y sin ninguna contraprestación"– a los arquitectos del Palma Arena, los hermanos García-Ruiz, que se hicieran cargo de los costes del traslado de las muestras de sangre de los ciclistas que participaron en el mundial en pista en marzo de 2007. El magistrado José Castro le hizo ver entonces que no era creíble tanta generosidad por parte de los arquitectos, si a cambio no existiera su complicidad para otras gestiones en la obra, extremo que negó el imputado Moisés. Los García-Ruiz también están encausados por su presunta implicación en el entramado de corrupción.