La Policía ha escuchado todas las conversaciones que los detenidos en la operación Espada han mantenido entre ellos o con otras personas relacionadas con el caso durante los últimos meses. Estos "pinchazos" fueron autorizados por el juez José Castro, del juzgado de instrucción número 3 de Palma, que ha ido prolongando el permiso para intervenir estas conversaciones.

El contenido de las conversaciones telefónicas está integrado en el secreto del sumario, por lo que sus abogados desconocen qué tipo de pruebas puede acarrear.

Según ha podido saber este periódico, los detenidos, entre ellos el portavoz del PP en Palma, Rafael Durán, y el ex director general de Deportes, Pepote Ballester, eran conscientes de que en un momento u otro iban a ser detenidos por la Policía, aunque desconocían la fecha de la operación. Cada vez que aparecía en un medio de comunicación alguna noticia sobre la investigación las conversaciones entre los sospechosos se intensificaban, mostrando su preocupación por las gestiones que estaba realizando la fiscalía Anticorrupción.

Fuentes judiciales señalaron que es habitual que en este tipo de investigaciones tan complejas muchas de las pruebas que investiga la policía surjan de las conversaciones que mantienen los sospechosos. En este caso, no sería una excepción.

No sólo se intervinieron las líneas de Ballester y de Durán, sino que también lo fue la del ex gerente del Palma Arena, Jorge Moisés. Los tres seguían ayer recluidos en los calabozos de la Policía, a la espera de ser trasladados esta mañana ante el juez Castro.

Durante los tres días y tres noches que han estado en los calabozos los detenidos no han tenido ningún tipo de contacto entre ellos. El juez ordenó que quedaran incomunicados. Las personas que han podido hablar con ellos han señalado que estaban serenos, pero intranquilos por su futuro.