Joan Miquel Perpinyà, ex secretario general de la Asociación Unificada de la Guardia Civil –igual que los compañeros de los dos agentes asesinados el jueves– está en un momento de tránsito. Del luto a la indignación. Denuncia la falta de seguridad en los cuarteles. Según sus cálculos, la Guardia Civil sufre, de media, un atentado cada tres meses. "Los terroristas atacan donde más fácil se lo ponen". No habla en nombre de la asociación. Habla a título personal. "No queremos sacar rentabilidad sindical".

–Carlos calmaba a su madre diciéndole que en la isla no podrían entrar una bomba. ¿Mallorca parecía un lugar seguro?

–Por mucho que siempre tienes presente que pasa en otros sitios y que puede pasar aquí, no piensas que te tocará a ti. Pensábamos que si ETA intentaba atentar, los cogeríamos. Esto era una ratonera, de aquí no saldrían. Han sido dos atentados en un día, en Palmanova, un sitio relativamente muy seguro y vigilado. Todos los dogmas han caído de golpe. Nos han metido un gol, no se puede negar. ¿Cómo es posible que no se enteraran los infiltrados o los servicios de información? Los políticos son los primeros que deberían estar preocupados. Si no los detienen ya, todos los estereotipos saltan por los aires, igual que el coche bomba.

–Estábamos en máxima alerta. ¿Se estaba más relajado pensando que aquí no podía pasar?

–La alerta afecta a todos los cuarteles de la península por igual. Es evidente que aquí se les ha puesto muy fácil: no había cámaras, el coche estaba aparcado en la calle... Si estas son las medidas contempladas en los protocolos de una alerta máxima, los protocolos son inútiles.

– A diferencia de otras comunidades que padecen constantemente atentados, ¿la isla está preparada?

– Basta decirte que en los controles de carreteras montados tras el atentado, muchos agentes no llevaban chaleco antibalas. Eso demuestra la carencia de medidas de autoprotección. No es en balde que la Guardia Civil sea el colectivo preferido de los terroristas. No tenemos medios de protección y la Administración no se ha preocupado de corregirlo.

–¿Cuántos cuarteles hay en Balears como el de Palmanova?

– Prácticamente la totalidad. Cualquier vecino que tenga cerca un cuartel, sabrá las medidas de seguridad que tiene. Las dependencias de Palmanova son precarias pero no justifica que no haya cámaras de seguridad. Tampoco se puede permitir que los coches patrulla duerman en la calle. Unas dependencias de la Guardia Civil no son una oficina de Correos: hay armas, documentación, detenidos... No se pueden abrir de cualquier manera.

–¿Cómo están los ánimos?

–Ha sido el primer atentado que a ETA le ha salido bien y ha matado a dos compañeros. Los ánimos en la Comandancia están muy tocados, sobre todo, por inesperado.

– Los ciudadanos demostraron su apoyo saliendo a la calle.

–Nos sentimos muy arropados. Los agentes de Palmanova trabajaban cerca de la ciudadanía. Conocían a la gente del bar, a los encargados de los hoteles... Por ello, los ciudadanos han vivido el atentado como un ataque a ellos mismos.

– ¿Cómo queda la imagen de Balears tras el atentado?

– Cada verano llegan refuerzos especiales para evitar que pase lo que ha pasado. Balears es una comunidad turística y no puede asumir otro atentado. No puede volver a ocurrir.