Muchas personas, sanas o enfermas, están angustiadas por lo que les pueda pasar a ellos o a sus allegados con la gripe A. La cosa, pese a los mensajes tranquilizantes y la opinión de la mayoría de los expertos, no pinta bien.

Agobia el que la vacuna no llegue a tiempo para parar la primera ola masiva de contagios. Preocupa que la nueva gripe sea la puntilla para otro tipo de enfermedades. Inquieta el que en algunas comunidades autónomas trabajen ya en planes de hospitalizaciones domiciliarias y de repesca de sanitarios jubilados y en otras se esté a verlas venir.