La crisis social y económica que sufren en sus carnes, aunque sea con distinta intensidad, las familias de nuestra Comunidad tiene sin duda causas objetivas. Pero resulta muy significativa la desconfianza profunda en la eficacia de las instituciones democráticas y de las organizaciones empresariales y sindicales.

Después de años de bonanza, que ahora se nos antoja basada en arenas movedizas, actualmente nos afecta y nos preocupa la profunda inestabilidad en los puestos de trabajo, concretado en cifras de paro relevantes y en un aumento de la temporalidad y precariedad. Más aún, no vemos luz en la salida del túnel.

Es evidente, o al menos debería serlo, que el Govern, el Consell, los Ayuntamientos, las Patronales, los Sindicatos?, no son la panacea mágica para la solución de la crisis. Pero ello no significa que no tengan sus funciones específicas. En momentos de crisis es fundamental reactivar las inversiones públicas orientadas a mantener la actividad económica. Para ello es urgente conseguir financiación. Jugando cada uno su papel, Govern y oposición, cuando menos todos deberían remar en la misma dirección. Y agilizar las líneas de crédito orientadas básicamente a pymes y autónomos en el contexto de ICO e ISBA.