El presumible traslado a Barcelona de la sede social de Spanair, una vez confirmada la adquisición por parte del conglomerado empresarial catalán, tendrá un serio impacto en Balears si la operación conlleva el despido o el desplazamiento de los trabajadores de Palma. Además acarreará consecuencias estratégicas, en caso de que los nuevos dueños desatienden los enlaces aéreos con el archipiélago, según los economistas Antoni Riera y Antoni Costa.

De momento, el conseller de Movilidad, Gabriel Vicens, se mostró ayer esperanzado: "La Generalitat catalana me ha comunicado que el cambio de sede no es prioritario y que la idea es conservar sus infraestructuras y personal en Mallorca."

Riera, director del Centre de Recerca Econòmica (CRE) de la Universidad balear y Sa Nostra, considera que cualquier "desplazamiento empresarial" -eludió aplicar el término ´deslocalización´ porque éste se refiere al desplazamiento de un centro de producción a otro país- "tiene efectos directos e indirectos sobre la economía en que se asienta". Entre los primeros, destaca la posible pérdida de puestos de trabajo, aunque hace hincapié en que todavía no hay datos para aventurar la incidencia sobre el millar de empleados de Spanair en Palma.

Posición en el mercado

En cuanto a los efectos indirectos, el director del CRE señala que las industrias y servicios proveedores de Spanair radicados en Balears podrían verse perjudicados si la aerolínea mueve su base, lo que a su vez redundaría en el empleo que estas empresas proporcionan. Un segundo resultado indirecto de la marcha, más difícil de evaluar a día de hoy, es la pérdida de posición de Balears en el mercado aeronáutico. "El principal objetivo de Cataluña es dinamizar su sector aéreo" basado en Barcelona", indica Riera, que resalta a modo de ejemplo la importancia de que Air Berlín tenga su centro de distribución de vuelos en Son Sant Joan.

Costa, profesor de Economía Aplicada de la UIB, coincide con su colega en que si se conservan los puestos de trabajo de Spanair en Mallorca el mayor impacto del traslado de la sede de la compañía, que da empleo a unos 500 trabajadores en la isla, será el indirecto.

También subraya el mayor riesgo económico de esta operación para las islas es la pérdida de capacidad de influencia sobre las decisiones de una aerolínea con mucha actividad en el archipiélago.