El desastre sobrevino súbitamente poco antes de las nueve de la mañana de ayer. Los forjados de tres plantas de un ala del hotel Son Moll, en Cala Rajada, que estaba siendo sometido a una reforma integral, se vinieron abajo. En el lugar había ocho trabajadores, de los que cuatro salieron con heridas leves y los otros cuatro fallecieron, al quedar sepultados bajo los escombros. El gran operativo de rescate, en el que participó más de un centenar de personas, solo permitió recuperar los cadáveres de las víctimas. La Policía Judicial de la Guardia Civil inició diligencias por un delito de homicidio imprudente, ya que las obras se realizaban sin ningún tipo de licencia.

El hotel Son Moll, situado en primera línea de Mar, frente a la playa del mismo nombre, había cerrado sus puertas al final de la temporada de verano y había iniciado una reforma integral. En las obras participaban más de cien trabajadores, y se realizaban a marchas forzadas, con la previsión de tenerlas finalizadas en cuestión de meses. Las intensas lluvias caídas durante los últimos días provocaron que ayer todo un ala del edificio, de tres alturas, se desplomara.

En esta zona había en ese momento ocho trabajadores. Cuatro de ellos, los que estaban en la planta superior, sufrieron solo contusiones y heridas leves. Fuentes del 061 informaron que tres de ellos fueron atendidos en el centro de salud de la localidad, mientras que el cuarto fue trasladado en ambulancia al hospital de Manacor.

Otros cuatro hombres, los que estaban en las plantas inferiores, quedaron sepultados bajo toneladas de escombros. De inmediato se puso en marcha un gran operativo de emergencia para intentar rescatarles. Al lugar acudieron dotaciones de los Bombers de Mallorca de los parques de Artà, Manacor, Felanitx y Llucmajor, así como decenas de agentes de la Guardia Civil, Policía Local de Capdepera, miembros de Protección Civil y personal del 061.

En la búsqueda de los sepultados participaron perros de la Guardia Civil adiestrados en la localización de personas, que marcaron el lugar donde se hallaban. Los equipos de rescate trabajaron con enorme cuidado en un intento de no causar más daños a las víctimas, pero el desenlace fue fatal para todos ellos. Solo pudieron rescatar sus cadáveres. Dos de ellos eran españoles, Ismael Rodríguez González, 35 años; y José Manuel Fernández Alquellada, de 27, residentes en Cala Rajada. Los otros dos eran Ahmida Tahriouni y Mohamed Zanani, de 38 y 37 años, marroquíes y vecinos de Manacor.

El alcalde de Capdepera. Bartomeu Alzina, manifestó que el Ayuntamiento había denegado la licencia de obras y había requerido en tres ocasiones el cese inmediato de la obra.