Víctor Guerrero, profesor de Prehistoria en la UIB, es una de las máximas autoridades de Mallorca en materia de Arqueología, un área en la que ha desarrollado numerosos proyectos con los que ha aprendido que la protección del patrimonio se ve frecuentemente "contaminada" por los intereses políticos.

-¿Qué análisis hace del caso del yacimiento de Son Espases?

-Lo que respondo hoy es distinto de lo que diría si la pregunta se hubiese planteado hace tres años (cuando no había proyecto de hospital en Son Espases), porque ningún arqueólogo con dos dedos de frente dirá que lo ideal es trasladar un yacimiento. No siempre la balanza interés científico-interés monumental está equilibrada. En este caso, el interés científico es máximo, porque parece una zona industrial, posiblemente relacionada con el vino, de época inmediatamente posterior a la conquista romana, y parece que también hay usos rituales. Ahora, su interés monumental es prácticamente cero.

-Así las cosas, ¿cuál debería ser la solución?

-A día de hoy, pretender que eso se conserve in situ, sería un disparate. El hospital debe continuar porque hay soluciones técnicas que pueden hacer compatible el interés de los restos con la utilización del hospital. Ahora bien, la Administración tiene que ser consciente de que eso no debe salir gratis.

-¿En qué sentido?

-A cuenta de la pérdida de un yacimiento para el que elegimos un mal menor, tendría que hacerse un esfuerzo extra. Si estaba planificado excavar y hacer una memoria, habría que hacer una inversión por encima de la prevista en investigación. Así se devolvería a la sociedad en forma de conocimiento lo que se le ha quitado con el traslado.

-¿Es complejo ese traslado?

-Es relativamente sencillo. Una obra de esta envergadura tiene suficientes arquitectos, topógrafos y delineantes para tener lista la documentación topográfica en una mañana. No tiene ninguna complicación técnica. Algún tiempo llevará, pero no mucho.

-¿Había algún indicio de que pudiera haber yacimientos significativos en la zona cuando se escogió para hacer el hospital?

-Había otras razones para no hacer Son Espases allí, pero se ha metido el dedo en el ojo del anterior Govern y de este con el tema de los restos arqueológicos de Son Espases más allá de lo razonable. En el momento que se planificó aquello, eran cuatro tiestos los que aparecieron por el solar. Ahora, a toro pasado, es muy fácil decir que aquello es importante, pero hace tres años nadie lo sabía.

-¿Entonces, se está haciendo un uso político de la cuestión?

-Permanentemente. En el caso Son Espases, se está cumpliendo a rajatabla, desde la perspectiva científica y administrativa, lo que hay que hacer. Lo de Antoni Maura (un puente de época califal descubierto al iniciar las obras del actual aparcamiento subterráneo) lo desmontaron con cuatro folios de una descripción científicamente impresentable, sin una foto, sin un plano. El propio Consell le dio el visto bueno.

-¿Qué hace singular el yacimiento de Son Espases?

-Es muy especial porque asentamientos rurales de época romana en el entorno de Palma, qué está tan urbanizado, no conocemos ninguno. Es un mirlo blanco, es una joya porque no es fácil que surjan más.

-¿Impide el mal estado de los restos su aprovechamiento científico?

-No, el aprovechamiento científico es muy bueno, porque hay muchos materiales. Además se ha realizado una actividad en una extensión extraordinaria que no se había realizado nunca.

-¿Sería una opción aceptable estudiarlo y después taparlo?

-Ya se ha hecho. Pero en este caso se ha generado una opinión pública sobre la importancia monumental que es exagerada, aunque la científica es indudable. La cuestión es qué se quiere hacer con eso, porque si lo que se hace es trasladarlo y que el día de mañana quede entre hierbas de dos metros y hecho un vertedero, vale más taparlo. Pero, si se hace un plan de conservación y exhibición adecuado, podría ser extraordinario.

-¿Qué ejemplos hay en este sentido?

-Puedo aportar un ejemplo propio. Nosotros excavamos el turriforme de Son Ferrer, cuya área de protección tocaba el Paseo Calvià. A cambio de eso, el Ayuntamiento hizo una inversión extraordinaria, con fondos europeos (800.000 euros). Se excavó, se ha musealizado y se ha preparado para la visita. Pollentia también está bastante bien.

-Entre los precedentes negativos se suele citar el del poblado talayótico de Son Oms, que se destruyó para hacer la segunda pista del aeropuerto

-Es otra historia clásica y efectivamente es un caso desgraciado, pero estamos hablando de una época de ordeno y mando (1969). El contexto es distinto, porque estamos en una democracia. Las comparaciones aceptables son las que han tocado a administraciones democráticas, como las del PP. Aunque el PSM también ha tenido responsabilidades muy importantes como, por ejemplo, en el caso Spillmann, un caso de expolio con cobertura institucional. Aquí todo el mundo tiene su historia, todos han gobernado patrimonio y de todos podemos hablar.

-¿Qué ocurrió con el puente árabe que apareció al construirse el aparcamiento de Antoni Maura, en Palma?

-Tenía un interés científico extraordinario y un interés monumental de primera magnitud, y desapareció, se lo cargaron. Nos queda un aparcamiento que, además, podría haberse construido en el suelo ganado al mar. En aquel caso (que la asociación proteccionista ARCA, con el respaldo del propio Guerrero, llevó a los tribunales), el juez quedó perfectamente retratado. Yo se lo dije: "Este caso irá al dossier de estudio de gestión negativa del patrimonio".

-¿Qué opina de la exigencia de que los Toros de Costitx vuelvan a Mallorca?

-Se hace mucha manipulación. La historia del patrimonio perdido no son sólo los toros de Costitx, hay muchas cosas más. ¿Porqué sólo se habla de los toros de Costitx?

-Cuénteme esa historia.

-Los Toros de Costitx salen de la isla porque la sociedad mallorquina no es capaz de reunir 3.000 pesetas de entonces (finales del siglo XIX) para poderlos comprar. Eran de propiedad privada y no había legislación sobre patrimonio. Los intentó comprar Pierre Paris para el museo del Louvre e iban camino de Francia cuando un ministro del momento los compra para el Museo Arqueológico Nacional. Esa es la historia. Pero a principios del siglo XX, cuando ya había una ley de patrimonio, excava en Mallorca el señor (Josep Maria) Corominas muchísimos yacimientos, y se llevó todo a Barcelona. Hoy está en los fondos y en varias salas del Museo Arqueológico de Barcelona una colección de primer orden, con piezas tan importantes como los Toros de Costitx que darían para un museo entero.

Si alguien está preocupado por el patrimonio, como Pere Sampol (senador autonómico del PSM) que lleva esa cruzada por los Toros de Costitx, debería recordar que hay patrimonio que también tendría que volver y está en Barcelona. Además, salieron contraviniendo la ley. La siguiente cuestión es ¿dónde quiere llevar los toros de Costitx?

-¿Al Museo de Mallorca?

-¿El Museo de Mallorca? Preferiría hablar de los museos que funcionan. El 85% de sus fondos son arqueológicos y ¿cuántos técnicos en arqueología tiene? Ninguno. Estos son datos reales. En los últimos seis años no ha tenido ni un solo becario en arqueología. ¿Por qué estamos pagando becarios exclusivamente de arte? ¿Al ciudadano de a pie le parecería normal que en un hospital no hubiese ni un sólo médico?

-El ministro de Cultura ha prometido una inversión...

-No es un problema de inversión, es un problema de gestión. Si el dinero que hace falta se emplea en lo que se está empleando, mejor que se lo den a una ONG. Es verdad que tiene carencias, pero arreglemos primero la gestión, porque invertir en esa especie de pozo negro...

-¿Funcionan la ley y las instituciones a la hora de proteger el patrimonio?

-La ley es suficiente, pero hay un problema de sensibilidad de políticos y de la judicatura, porque la ley es interpretable.

En la comisión de Patrimonio del Consell la arqueología está infrarrepresentada. El problema es que aquí los técnicos son jueces y parte. Hay informes que se hacen a dictamen de empresas o de partidos políticos. El técnico ha de separarse de la actividad política. En Italia, por ejemplo, la superintendencia de arqueología la forman funcionarios inamovibles similares a la judicatura y a la fiscalía, pero aquí los pone el partido político que está gobernando.

-La actual arqueóloga del Consell fue candidata al Senado por ERC en las últimas elecciones generales...

-Sí, y ahora ha de hacer dictámenes... Esto no es nuevo, antes eran de UM. El problema es que no hay técnicos independientes de la actividad política. Esto habría que cambiarlo, porque aquí se han invertido los términos. El político llama al técnico y le dice: "A ver cómo arreglamos esto". Así no es de extrañar que algunos políticos tengan pánico al personal universitario que, en general, como no depende del político de turno, hace el dictamen que tiene que hacer. En protección del patrimonio, el barullo entre técnicos y políticos está dando unos resultados nefandos. En los casos problemáticos, la comisión técnica no sirve de nada.