En la cadena Sol prescindieron de la prenda y el año pasado redujeron un siete por ciento el consumo de energía. En Sa Nostra van en la misma línea. Las empresas dan la razón al ministro de Industria, Miguel Sebastián, en su pequeño acto de rebeldía contra la corbata que le supuso la semana pasada un incidente con el presidente del Congreso, José Bono. Sebastián, que ha permitido a los empleados del Ministerio deshacerse de esta prenda para poder subir la temperatura de los termostatos y así reducir gasto en aire acondicionado, acudió al hemiciclo sin corbata y Bono, que se percató de ello desde la tribuna, le hizo llegar una de inmediato a través de un ujier.

En este debate, empresas y entidades de las islas parecen respaldar la filosofía del ministro tanto por la comodidad de los empleados como por el bien de la cuenta de resultados. Sol Meliá, por ejemplo, no es el primer año que, con la llegada del verano, invita a sus trabajadores de la sede central a desprenderse de la corbata y la americana. Esta iniciativa, que se enmarca en el programa de ´oficina sostenible´, contribuyó en julio y agosto de 2007 a reducir un 7% el gasto eléctrico por persona en relación a la media registrada en el periodo 2004/2006, y ello pese a que hubo una ampliación de espacios y fue mayor el volumen a enfriar. Fuentes de la cadena admiten que también influyó en el ahorro el hecho de que las temperaturas fueran algo más bajas que otros veranos. En cualquier caso, la medida goza del respaldo de los trabajadores y, en una encuesta realizada el año pasado, el 76% se mostró partidario de repetir.

En Sa Nostra se sigue un camino similar. Fuentes de la entidad manifestaron ayer que desde hace al menos tres años, cuando llega el calor, se sugiere a los empleados que adapten la vestimenta a la temporada. "No se les dice que se quiten la corbata, pero se sobreentiende", indicaron. Como en el caso de Sol Meliá, el objetivo es poder situar el termostato a 25 grados y contener la factura de electricidad. "La idea es también reducir la diferencia entre la temperatura del interior de los edificios y del exterior", agregaron estas fuentes, que indicaron que "todo el mundo" se suma a la iniciativa y que los beneficiados no son sólo los hombres, sino también las mujeres, que ya no pasan tanto frío como antes, cuando el aire acondicionado se ajustaba a las necesidades de los trabajadores encorbatados. Además se han puesto en marcha otras medidas de ahorro. Por ejemplo, se pide a los encargados de las oficinas que desconecten el aire acondicionado 15 minutos antes de cerrar; se han colocado cortinas para limitar la entrada de calor a través de los cristales y se ha aconsejado apagar luces, ordenadores y otras fuentes de calor cuando no estén siendo utilizadas.

El presidente de Caeb, Josep Oliver, que tampoco llevaba ayer corbata, explicó que en la sede de la patronal trabajan sobre todo mujeres. "No se nos ocurriría nunca decirles cómo deben vestir", bromeó. Respecto a los hombres, dijo que en verano acuden a su puesto "correctos pero informales", de manera que el uso de la corbata está casi descartado, "salvo en actos oficiales" y se lleva la camisa de manga corta. Así logran mantener el termostato en 24 o 25 grados. "Nunca hemos abusado del aire acondicionado", recalcó.

¿Y qué sucede en el ámbito de las instituciones públicas? Quienes han acudido a los últimos plenos del Parlament han podido comprobar que en la sala se pasa calor porque el aire acondicionado, del que la presidenta, Maria Antònia Munar, no es muy partidaria, no trabaja a pleno rendimiento. El jefe de gabinete de Munar, Matías Barón, explicó que las características del edificio, que está protegido, llevaron a colocar un sistema de refrigeración que lanza un chorro de aire frío directamente sobre los miembros de la mesa, que pasan frío. De este modo, se ha optado por activar el aire antes del pleno para refrescar la sala y, una vez iniciado, se mantiene al mínimo.

De todos modos, puesto que el reglamento de la institución no establece cómo deben vestir los diputados, aquellos que tienen demasiado calor podrían dejar en casa la corbata si así lo desearan. Algunos, como Antonio Alorda o Miquel Àngel Llauger, acuden a las sesiones sin esta prenda, tal y como se aprecia en la imagen. Según Barón, los diputados y los visitantes deben poder acudir cómodos al Parlament, pero cumpliendo con un estándar de corrección en consonancia con el respeto que merece la institución.