Rosa Estarás ha recibido la presidencia del PP tras haber obtenido ´sólo´ un 66 por ciento de los votos aún teniéndolo todo a su favor. Por detrás de la estructura del partido, el "chulo", "prepotente", "radical" y "ultraderechista" Carlos Delgado -alguno de los epítetos cosechados entre los políticos consultados- ha conseguido mover a un 33 por ciento de los votantes. "Y ¿cuánto supone eso en la población real, entre los que no son compromisarios del PP, los que no son tan favorables a la cúpula del partido?", se preguntaba ayer un destacado barón del PP. "¿Un 35? O ¿un 45 por ciento?"

Otro miembro de la cúpula asumía este mismo extremo. "Yo he visitado muchas juntas locales, y en todas ellas me he encontrado un Carlos Delgado. Existe un número importante de castellanohablantes que, según creen, están viendo sus derechos conculcados. Y junto a ellos, un número grande de isleños con alergia a todo lo que huela a catalán, con razón o sin ella". Y hay que llegar a un acuerdo con ese sector del PP, para evitar ahondar "la fractura del partido, pero sobre todo la fractura social" provocada con "un discurso populista", coinciden dos de ellos.

"El discurso de Delgado me dio miedo, asusta", dice aún otro político consultado, para quien "el análisis correcto es el que ha hecho" el alcalde. "Él ha incrementado el número de votos sobre el de avales. A Estarás han dejado de votarla 200 personas". Para otro, "Rosa ha presentado un discurso de aproximación a múltiples sectores. Delgado ha hablado desde la exclusión. No pretendía ganar el congreso, sólo reforzarse. Será imposible pactar con él".

"Mucha gente se ha sentido insultada por su discurso prepotente, como si sólo él hubiera ganado elecciones. Pero no hay duda, hay que hacer ´algo´ al respecto", insiste otro, quien cree que Delgado es merecedor de sanción en el partido, aunque duda que llegue a recibir el mismo trato por sus insultos a Rajoy ("impresentable") que el que recibió la cuasi-diputada Maria de la Pau Janer.

Otro consultado no quiere hablar de Delgado. "Ha pasado desapercibido que la renovación afecta a los principales órganos de decisión", una visión en la que coinciden los demás. El secretario general, Guillem Estarellas, lo asume: trabaja para un PP diferente.