Casi un año después de su toma de posesión como presidenta de Mallorca, Francina Armengol se ve segura y confiada en su cargo. Sin embargo, los tropiezos -casi todos externos a su presidencia- han menudeado, y en la mayor parte de ocasiones el problema no ha podido buscarlo en los bancos del PP.

-De Son Espases a la reforma del Plan Territorial, pasando por Can Domenge. ¿Ha sido un año de frustraciones?

-En absoluto. Estoy muy orgullosa de ser presidenta del Consell con un gobierno de centro-izquierda que ha tomado decisiones políticas de protección del territorio, como suspender tres campos de golf con oferta urbanística, y cambiar el modelo de funcionamiento de la misma corporación. Si pongo en la balanza el primer año, es positivo. Evidentemente, siempre habrá unas decisiones más complicadas que otras.

-No sé si las palabras correctas son "decisiones" y "complicadas" : la postura de UM ha postergado una solución definitiva al Plan Territorial. ¿Eso no envenena la relación con sus socios?

-Tenemos un acuerdo de gobernabilidad para cuatro años, no tenemos que hacerlo todo en el primero. Se hará durante esta legislatura. Hemos resuelto que no se desarrollará ninguna área de reconversión territorial hasta que haya un acuerdo para eliminar algunas de estas áreas del Plan Territorial, contra las que votamos en contra Bloc y PSOE. Está pactado con UM que eliminemos algunas. No es un problema cerrado en falso: tenemos cuatro años [son tres] por delante y lo haremos cuando haya un acuerdo político. Pero es que a la vez hemos desclasificado un suelo urbano como es Guix, una aberración urbanística de primer nivel en una zona emblemática como es la Serra de Tramuntana, porque se podía ejecutar ya. Era el único que corría peligro. Estoy muy contenta de la decisión tomada.

-Entonces, ¿para qué una moratoria sobre las áreas de reconversión si usted misma reconoce que es Guix era "el único que corría peligro"?

-Se hizo un tèntol para analizar la situación, porque las áreas de reconversión directa podían edificarse con sólo una adaptación parcial del planeamiento y un plan especial que hubiera debido tramitar el Consell. Ahora quien tiene la sartén por el mango es la corporación.

-¿Tiene un interlocutor claro en UM? O ¿habla con vocales que no tienen capacidad para negociar?

-Creo que hablo con quienes tienen capacidad negociadora.

-¿Así se explica el retraso en la solución del Plan Territorial?

-¡Pero es que no hay retraso! No decaerá la moratoria, el día 17, sin que haya habido antes una decisión. El día 11 habrá un pleno extraordinario en el Consell, donde se aprobará la decisión tomada. Yo he negociado con UM como con el Bloc y el PSOE.

-¿Qué se hizo del informe jurídico que debía decidir si el Consell podía rescatar Can Domenge? Se anunció en pleno y no se volvió a saber de él.

-Se hizo un pleno de la corporación en que el PP pidió que se diera marcha atrás en la venta, algo imposible porque Can Domenge ya no era del Consell cuando entré como presidenta. Pero dije que se investigarían las condiciones en que se hizo la concesión y encargué un informe a los servicios jurídicos. Que yo sepa, aún no me ha sido presentado.

-Entre las acciones positivas de este primer año, usted destaca la asamblea de alcaldes y la creación de la agencia de disciplina urbanística. ¿Esto basta para avalar un primer año de gobierno?

-Es evidente que no, aunque hay decisiones que a veces justifican toda una legislatura. Pero hemos hecho muchísimas cosas más. Y me gustaría que se comparara este primer año de gobierno -que aún no llega a los doce meses- con el de cualquier equipo anterior. Hemos sentado las bases para todas las áreas hasta final de legislatura.

-La reforma fallida del Plan Territorial le ha venido de la mano de UM; el mal trago de Son Espases se lo dio el Govern de Antich; en el mejor de los casos el Ejecutivo de Zapatero le entregará este verano el dinero del convenio de carreteras del año pasado y firmará el de trenes, que si bien no compete al Consell le afecta directamente. ¿Usted necesita enemigos?

-Con Madrid firmamos un convenio de carreteras, tres meses después de acceder al cargo, por un importe de 640 millones de euros, mientras que el anterior equipo pasó sus cuatro años de gobierno discutiendo. Es una gran diferencia. Es cierto que ha habido un retraso, pero motivado por unas elecciones generales y un relevo notable de personas en el Ejecutivo central, aunque sigue siendo del PSOE. Se están cumpliendo los compromisos: el Ministerio comenzará a adjudicar obras en breve [aunque no aclara si encomendará su gestión al Consell] y el president Antich firmará en los próximos días el convenio para las infraestructuras ferroviarias de Mallorca, el primero. Llevamos años de democracia y el Gobierno del Estado aún no había colaborado en el transporte ferroviario de la isla. Vale la pena tener un Gobierno amigo.

-UM también está detrás de otro momento delicado: la subida del 27 por ciento en la tasa de residuos. ¿Todas las bofetadas llueven desde ahí?

-No. Además, quiero ser justa con Catalina Julve, que está haciendo un gran trabajo desde la conselleria de Medio Ambiente, y hubo de plantear la subida de tarifas después de que el año anterior no se hubieran actualizado. Entonces gobernaban con el PP, que apoyaba ese tipo de gestión, antes de hacer demagogia desde la oposición. Tenemos un sistema excelente de gestión de residuos integral que es ejemplar en Europa, que mucha gente viene a visitar, que yo quiero valorar. Cuidar el medio ambiente tiene un precio. Hemos tenido que subir precios por una situación heredada, pero quiero dejar claro que una tarifa de 130 euros anuales por familia no es cara.

-Precisamente, el PP sugiere que se rebajen las tasas de la corporación para ayudar a las economías domésticas. Quiere contención ante la crisis.

-No estoy de acuerdo con esa visión; en época de incertidumbre económica hay que aumentar el gasto en servicios sociales, precisamente porque las personas más afectadas son las que se encuentran más bajas en la escala social; las instituciones deben garantizarles más servicios y derechos, como decía ayer [por anteayer] Zapatero. A esta política social suele dársele una imagen mala, pero el Consell ayuda a mucha gente con muchos programas, y eso también activa la economía.