El PP balear consolidará mañana el cambio de ciclo que inició con la pérdida el pasado año del poder en las principales instituciones de Balears y la inmediata marcha de su hasta entonces líder, Jaume Matas. Dos candidatos por la presidencia del partido -la actual presidenta, Rosa Estarás, y el alcalde de Calvià, Carlos Delgado- se someterán a la votación de los 1.802 compromisarios que acudirán al XII Congreso Regional del PP, el más numeroso en cuanto a participación de toda la historia de la formación política en las islas.

El reto es acoplarse a la estrategia y nuevo rumbo hacia el centro planteados por Mariano Rajoy, después de un año en el que los populares de Balears han visto cómo las urnas les colocaban en la oposición, con la inmediata pérdida de su líder y la entrada en una etapa de interinidad en la dirección hasta llegar al colofón de las pasadas elecciones generales, con el PSOE balear superando por primera vez en número de votos al partido conservador.

Durante este año Estarás se ha mantenido al frente del partido rodeada del equipo heredado de Matas, intentando controlar la crisis interna en una formación a cuyo estado de ánimo no ha ayudado el estallido de distintos escándalos, como el de Javier Rodrigo de Santos.

Poco después de que Estarás anunciara su decisión de presentar su candidatura para continuar como presidenta, Delgado inició movimientos que acabaron con su anuncio de competir contra Estarás por el cargo. Desde ese momento, la estrategia del alcalde de Calvià ha sido la del enfrentamiento y la denuncia de supuestas irregularidades por parte del comité organizador del cónclave popular del sábado. Delgado ha impregnado el período precongresual de un crispado ambiente que ha culminado con la decisión del candidato de pedir en los tribunales la suspensión del congreso. En el PP se da por hecho que Estarás se impondrá sobre Delgado con comodidad, a tenor de los apoyos que ha recibido.

A pesar de estas tensiones y de la pérdida del poder autonómico, la historia del PP balear refleja que no son estos los peores momentos de crisis interna por los que ha pasado el partido. De hecho, los conservadores de las islas arrastran un historial de enfrentamientos que incluso acabaron con un president de Govern, Cristòfol Soler, en 1996. Incluso durante el largo y férreo liderazgo ejercido por Gabriel Cañellas, el partido se caracterizó por la división entre dos sectores, cañellistas y vergeristas, estos últimos liderados por Joan Verger.

Desde la creación del partido en Balears bajo la denominación de Coalición Democrática, Cañellas llevó las riendas de la formación política hasta 1995, cuando el propio José María Aznar le obligó a dimitir como president del Govern y del partido a causa del escándalo del Túnel de Sóller. Sólo un mes antes, Cañellas había ganado por cuarta vez consecutiva las elecciones autonómicas y por primera vez era president del Govern sin el respaldo de UM, tras la ruptura de su pacto el año anterior.

Esta dimisión supuso el inicio de un largo período de inestabilidad entre los conservadores de las islas. Cañellas optó por confiar en Soler como su sucesor en el Govern, mientras que al frente del PP se colocaba Joan Huguet. Los esfuerzos de Soler por soltar lastres y modernizar la política del partido lograron que cañellistas y vergeristas se unieran para forzar su dimisión en 1996. El acuerdo entre los dos sectores llevó a Jaume Matas al frente del Ejecutivo balear y a Joan Verger a la presidencia del PP en el octavo congreso del partido.

A la crisis que arrastraban los conservadores se unía el primer efecto de la ruptura con UM en la anterior legislatura: aunque el PP mantuvo en 1995 el Govern, perdió el Consell de Mallorca, en donde se formó el primer Pacto de Progreso.

Matas practicó desde el Ejecutivo balear una política basada en una potente estrategia de imagen que no tuvo los efectos deseados en 1999. Aquel año el PP perdía por primera vez el Govern, además del Consell de Mallorca. La derrota no impidió que ese mismo año Matas fuera elegido presidente del partido. En 2000, Aznar lo nombraba ministro de Medio Ambiente, cargo que le sirvió para recuperar el Govern en las elecciones de 2003, tras las cuales el PP pactó de nuevo con UM para controlar también de nuevo el Consell de Mallorca.

El liderazgo de Matas acabó el pasado año, cuando las elecciones autonómicas dejaron por primera vez al PP balear fuera de todas las instituciones de relevancia de las islas. El hasta entonces president optó por abandonar la política y trasladarse a Washington. Será uno de los grandes ausentes en el Congreso de mañana.