Algunos aprovechaban para viajar, otros empezaban a ampliar la familia y a algunos no les quedaba más remedio que trabajar durante el verano para ganar algo de dinero. Así eran sus vacaciones hace un par de décadas, algo diferentes a las de ahora. Y es que muchos de los políticos confiesan que sus veranos se han transformado a lo largo de los años. Hace veinte años, algunos apenas se habían adentrado en el mundo de la política y, con algo menos de responsabilidad y algunos años menos, sus vacaciones eran, como mínimo, más tranquilas.

Hace veinte años la consellera de Educación y Cultura, Bárbara Galmés, se acababa de estrenar como madre, así que sus vacaciones las pasó disfrutando de su hija. A pesar de todo, al comparar cómo eran sus vacaciones hace una veintena de años y como son ahora, Galmés destaca que antes le gustaba más viajar, y ahora, en cambio, disfruta más de su tiempo libre para pasarlo en familia.

En los años ochenta, la consellera de Agricultura y Pesca, Mercè Amer, ejercía como profesora, por lo que disfrutaba de unas largas vacaciones en verano. Amer aprovechaba sus días libres para acercarse a la orilla del mar en compañía de su marido y sus hijos, donde encontraba "todo aquello que necesitaba para poder afrontar un nuevo curso escolar con energías renovadas". Ahora, sin embargo, la consellera se enfrenta a un nuevo curso, ahora político, cosa que afirma "me obliga a pasar muchas horas en el despacho rodeada de mis colaboradores, diseñando programas de trabajo", por ello estas vacaciones han quedado reducidas a unas pocos días libres, que confiesa le gusta pasar cerca de los suyos. Ayer y hoy, aunque ahora con menos tiempo, Amer dedica siempre sus vacaciones para disfrutar de la compañía de los suyos "para empaparnos de los olores del campo en el verano y disfrutar de una conversación en familia o, sencillamente, del silencio".

"Hace veinte años era recién casada y tenía niños pequeños", por lo que por entonces, Dolça Mulet, la consellera de Deportes y Promoción Sociocultural de Mallorca dedicaba sus vacaciones, y de forma exclusiva, al disfrute de su familia. Tal y como ella misma cuenta, la dedicación a sus hijos, entonces pequeños, ocupaba totalmente sus veranos: playa, excursiones, cumpleaños... "Incluso organizábamos olimpiadas de niños con los vecinos, para que se divirtieran". Hace 20 años sus vacaciones eran, sobre todo, familiares. Algo menos ajetreados son sus ratos libres de hoy. "Lo que quiero es relajarme".

En 1987 la alcaldesa de Palma tenía tan sólo dieciocho, por lo que el verano, para ella, era sinónimo de trabajo. Y es que, una jovencísima Aina Calvo, hace veinte años, pasaba sus vacaciones trabajando para ahorrar algo de dinero, aunque no desaprovechaba las verbenas en fin de semana. Calvo confiesa que, ahora, lleva un par de años sin poder disfrutar plenamente de un periodo vacacional y este año se resigna "con mucha alegría y sentido de la responsabilidad", porque su recién llegada al consistorio palmesano no le ha permitido disfrutar más que de algún que otro día libre este verano.

Hace poco que se ha estrenado en el mundo de la política, y es que, Mateu Cañellas, conseller de Deportes y Juventud del Govern Balear, se ha dedicado al deporte profesional durante gran parte de su vida. Hace veinte años, el que fuera subcampeón del mundo de atletismo en pista cubierta de 1500 metros lisos y campeón de Europa, estaba totalmente inmerso en su carrera deportiva profesional, así que durante el verano este ex atleta recorría las diferentes competiciones que se celebraban dentro y fuera del país. Durante el verano de 1987 podíamos verlo, por ejemplo, en una carrera en Inca. Antes, vacaciones estivales eran para él sinónimo de seguir corriendo y pasar algunos días en Mallorca con su familia. Ahora, siguen significando trabajo, ya que su recién estrenado puesto como titular de la cartera de deportes del Govern tan sólo le ha permitido acogerse también a la fórmula de "algún día libre" para descansar.

Para el alcalde de Inca, Pere Rotger, el verano hace 21 años implicaba cumplir con sus compromisos empresariales, pero siempre había tiempo para un descanso como cuando aprovechaba que cada año los negocios le reclamaban en París para hacer turismo con su mujer y es que para él la ciudad de la luz "es maravillosa".

Para muchos, el verano significa vacaciones o, como mínimo, de días libres para el ocio y el descanso. Pero los años pesan en el espíritu y transforman considerablemente el ritmo de vida. La familia crece, la responsabilidad en el trabajo también y, quizás, en lo único que piensan ahora los mandatarios baleares para los meses de calor es en aprovechar algún rato para echarse a la sombra o bajo la tregua que otorga la brisa de un ventilador. Descanso y relajación.