La pésima respuesta del metro de Palma, proyecto estrella del anterior Govern, ante la primera tormenta de importancia desde su estreno -todas las estaciones quedaron a oscuras, la mayoría de ellas se inundaron y el servicio de trenes quedó interrumpido todo un día- ha despertado el debate sobre el estado general de las infraestructuras de Balears, hogar de más de un millón de personas y destino de veraneo de alrededor de otros 12 millones.

Una buena parte de los ciudadanos de las islas tiene la percepción de que las infraestructuras públicas son insuficientes o inadecuadas y de que el archipiélago arrastra un importante déficit de inversiones pese a que esta pasada legislatura el Govern ha invertido decenas de millones en carreteras, centros de salud, plazas escolares o incluso en transporte público, con la puesta en marcha del suburbano.

El colapso diario de la vía de cintura; las dificultades para aparcar en Palma; la carestía de los precios y la poca variedad de combinaciones de desplazamiento que ofrece el transporte público; los problemas para encontrar plaza en el colegio deseado o la saturación de determinados centros de salud y hospitales públicos de las islas cuando arranca la temporada de gripe son algunas circunstancias que ponen a prueba la paciencia de la población.

En materia de carreteras, por ejemplo, las grandes obras, como la autopista Arenal-Llucmajor, el desdoblamiento de la carretera Palma-Manacor o el tercer carril de la autopista de Inca, no han impedido que los accesos a Palma se colapsen de forma sistemática en hora punta y si bien, según el Consell de Mallorca, los accidentes mortales en la isla han disminuido en el primer semestre del año, el numero de fallecidos crece. El tipo de obra y la ejecución también ha sido cuestionada. En noviembre de 2006 al Consell se le cayó un puente en Montuïri y al Govern se le inundó hace dos semanas la autopista de la polémica en Eivissa.

En cuanto al transporte público, el proyecto estrella, el metro de Palma ha sido bien recibido por la población, pero ha demostrado padecer graves fallos de ejecución que, según el nuevo Govern, se deben a las prisas con las que se llevaron a cabo las obras, que estuvieron listas antes de las elecciones. En cuanto al tren, tampoco se puede olvidar lo limitado de la red y el descarrilamiento que tuvo lugar el 13 de marzo de 2004 en la línea Palma-Manacor, a la altura de Petra por culpa del derrumbe de un talud sobre la vía. Por otro lado, todavía no existe la tarjeta internodal que aúne todos los transportes públicos, lo que limita la flexibilidad de desplazamiento.

En materia de sanidad, Son Dureta, con medio siglo a sus espaldas, continúa asumiendo el mayor peso de la atención especializada y sigue padeciendo saturación mientras que Son Llàtzer no ha llegado a funcionar al cien por cien y sus profesionales han vivido agresiones de usuarios que han perdido los nervios de tanto esperar a que se les atendiera. Además, los nuevos centros de Inca y Formentera están teniendo dificultades para completar sus plantillas.

En educación, si Extremadura tiene un ordenador por cada tres alumnos, en Balears hay 14 chicos por cada pantalla, lo que da una idea de la inversión en tecnología. Por otro lado, en la pasada legislatura los centros públicos crecieron y los privados se duplicaron. Los concertados se mantuvieron. Así, un 16% de los niños de tres años que han solicitado plaza de infantil en concertados no han podido ser admitidos.