El can, que medía 1,08 metros desde sus patas hasta los hombros y 2,20 metros erguido sobre sus extremidades posteriores, sufría de osteosarcoma.

Su pata anterior derecha había sido amputada para impedir la metástasis, pero la semana pasada se descubrió que la enfermedad se había propagado a los pulmones y la columna vertebral, manifestó el facultativo.

En una declaración añadió que su dueña, Sandy Hall, decidió el viernes pasado provocarle la muerte para impedirle el sufrimiento.

"Gibson, de 7 años, murió plácidamente en los brazos de la señora Hall", manifestó.