La investigación, realizada por la informática Amelia Ortiz Nicolás y difundida hoy por la UPV, parte de la constatación de que la comunicación entre personas se basa, además de en el contenido del mensaje, en la información emocional, que consiste en las expresiones faciales y los gestos del cuerpo.

De hecho, según se destaca en el estudio, la aceptación de un mensaje transmitido cara a cara depende en un 7 por ciento del contenido; en un 38 por ciento del tono y volumen de voz, y en un 55 por ciento de la gesticulación.

Por ello, Ortiz Nicolás considera "fundamental" para el usuario de un ordenador disponer de personajes virtuales, a los que denomina "avatares", que doten al sistema informático de apariencia humana y, además, trasmitan emociones.

La autora de esta tesis, titulada "Avatares para la interacción emocional", ha diseñado una "arquitectura genérica" capaz de soportar cualquier tipo de interacción emocional a través de avatares, que traducen las órdenes a expresiones faciales de distinta intensidad.

El estudio se ha aplicado a casos reales y se ha demostrado que los usuarios son capaces de reconocer la mayor parte de las emociones faciales del personaje virtual, y que la mayoría de estas personas opina que la información queda mejor explicada si la proporciona un avatar emocional.

Según los datos recogidos en el estudio, una de las aplicaciones reales de este diseño -un curso "on line"- demostró que los usuarios respondieron correctamente a un 13 por ciento más de preguntas, cuando los conceptos habían sido explicados previamente por un personaje virtual.

Este porcentaje se incrementaba otro diez por ciento cuando el concepto había sido transmitido por un avatar emocional.

Amalia Ortiz apunta también la posibilidad de incorporar un módulo con síntesis de voz emocional, ya que considera que la evaluación de los usuarios sería aún más positiva si el tono de voz del avatar fuera acorde con su expresión facial.