J unto al edificio del Gran Hotel, desde la calle, amplias vidrieras que viendo el interior te invita a pasar. El ambiente es distendido y divertido con una puesta en escena brillante, tanto por la decoración, años setenta, como por la exquisita atención del personal. En la barra es más que suficiente un vermut acompañado de unas patatas fritas y una "gilda", con su aceituna, anchoa de Santoña y piparra, preparadas cada día en la casa, para entrar en ambiente, pasar al comedor o continuar con el paseo por las calles del casco antiguo palmesano.

Amplia barra, con sifones estratégicamente situados, para "apaciguar" el vermut, que a mi modesto entender poco lo necesita. Del grifo Yzaguirre y el de la casa 5 pétalos, elaborado en Falset, en pleno Priorat, potente sabor vínico con suaves notas aromáticas, todo lo contrario de los vermuts al uso.

Platos de cuchara que cambian cada día: lentejas con chorizo, arroz de pescado, fabes con almejas y cada viernes cocido madrileño.

Es una clásica casa de comidas, donde entremezclan elaboraciones claras, sin grandes pretensiones ni complicaciones y muy buena materia prima, desde una jugosa tortilla de patata ó bacalao hasta carnes rojas o unas humildes y excelentes mollejas. Embutidos poco frecuentes y bien seleccionados: cecina de vaca leonesa pasando por embutidos de Can Company, con la firma de Xesc Reina, para acabar con un rico Idiazábal acompañado de su membrillo.

En esta tierra hay poca costumbre de pedir latas de conservas para acompañar el vermut. Las que ofrecen en esta casa bien valen una prueba: desde unas almejas o berberechos, pasando por unos mejillones fritos en escabeche o zamburiñas de la ría de Arousa, sin olvidar el punto picante de la salsa de Espinaler.

He tenido la oportunidad de probar su pulpo, cocido con mimo y acabado en la plancha, sin duda el plato estrella de la casa. Las croquetas de espinacas consistentes y suaves, quizás triturada en exceso la verdura. Como plato central una carrillera cocinada a baja temperatura sobre una parmentier de patata, cremosidad que se funde en la boca. De postre su tarta de queso "La Viña", en homenaje a la que preparan en el conocido bar donostiarra.

Cuidada y esmerada la bodega, con referencias de todo el mapa vitivinícola nacional, se nota mucho la mano de Nacho Velasco y Mario Hoyos. En pocos lugares encontramos la amplia selección de espirituosos que ofrecen en esta casa, y si apetece acabar con un coctel de la quincena larga que proponen.

La sala y la barra a cargo de Mario Hoyos, con un equipo profesional y eficiente en su labor.

Vermuteria La Rosa

C. de la Rosa, 5. Palma

Tel. 971 778 929

Cocina abierta de 12 a 24 h. .

Cierran los lunes a mediodía.

No aceptan reservas.

Comedor privado para 8 a 15 comensales

A la carta: 25 - 35 €