Creada desde cero, la serie Prey sufre una increíble transformación
Los más viejos del lugar -no me cuento entre ellos- recordarán el primer Prey, uno de los videojuegos que más nos hicieron gozar años atrás en la Xbox 360. Pues el nuevo Prey poco tiene que ver con el original, más allá de tener una gran calidad gráfica -teniendo en cuenta el paso de los años- y la adicción que provocan. En el original eran aquellas partidas deathmatch por equipos que tanto nos enloquecieron.
El nuevo Prey mezcla la intensidad narrativa del original con un juego de tipo ‘mundo abierto’ audaz, terrorífico y único. No en vano detrás de esta genialidad está Arkane Studios, los creadores del magnífico Dishonored. Exploración, lucha, acción, ingenio y mucha habilidad harán falta para superar uno de los más sorprendes títulos del año en un género en el que cada vez hay más y mejor competencia. Lo mejor, la parte sonora: la más absoluta perfección en todos los sentidos. Ahí radica posiblemente la intensidad del juego.
El ‘pero’
Poco se puede decir en este apartado de un juego fresco y arriesgado cuyo desarrollo te mantiene en vilo constante y cuyas variadas mecánicas son dignas de elogio. Pese a ello, en algunos momentos el juego es excesivamente difícil. Para algunos será un reto, pero para muchos puede ser un insalvable hándicap.
