La preocupación sobre la seguridad de su dinero es un tema habitual para casi cualquier cliente de un banco que mantenga en él sus ahorros durante un tiempo prolongado. Las entidades han dado razones suficientes durante los últimos años para desconfiar de su eficacia y transparencia, pero aun así, mantener el dinero “debajo del colchón” no es una opción viable: a medida que pasa el tiempo el valor de los ahorros disminuye aunque se mantenga su cantidad.

Entonces, ¿cómo saber que el dinero está seguro en una entidad? Existen organismos que se ocupan de garantizar una parte de él a los ahorradores, pero serán diferentes dependiendo del producto del que estemos hablando. Lo mejor es conocer de qué -y quién- depende la seguridad de cada uno de ellos.

Fondo de Garantía de depósitos

El Fondo de garantía de depósitos es la última garantía para los clientes de un banco en caso de que éste termine por quebrar. Además, tiene la función de velar por el buen funcionamiento de las entidades para evitar este tipo de problemas, aunque, como ha quedado demostrado en varias ocasiones, no siempre es posible.

Por ley, todas las entidades españolas en regla están adheridas al FGD de nuestro país. Es precisamente a través de sus aportaciones periódicas la forma de financiarse que tiene el organismo: cada entidad aporta una cantidad en proporción a los depósitos a plazo que tengan abiertos. En el caso de que se trate de una entidad extranjera con licencia para operar en España, quedará adscrita al FGD de su país de origen, como puede ser el caso de ING Direct o el recién nacido Novo Banco y los Fondos holandés y portugués, respectivamente.

La cantidad máxima que se compromete a devolver es de hasta los 100.000 euros por cada cliente y entidad, y el plazo de devolución oscila entre los veinte días y los tres meses, dependiendo del producto, plazo que siempre puede ampliarse si así lo dictamina el Banco de España.

Los productos que quedan bajo su tutela son las cuentas corrientes y remuneradas, los depósitos a plazo fijo y los depósitos de valores con importes garantizados. Hay que destacar que quedan fuera de su garantía todas la inversiones, que incluyen los fondos de inversión, planes de pensiones, seguros de ahorro y otros productos similares que es posible contratar en cualquier banco.

Como ya se ha dicho, el FGD es la última garantía que tienen los ahorradores de no perder su dinero: tal y como ha ocurrido recientemente con el extinto Banco Espirito Santo, es más fácil que el gobierno -o en este caso concreto la “troika”- rescate a la entidad problemática a que recurra al FGD.

Consorcio de Compensación de Seguros

En el caso de contratar un seguro con un banco, la quiebra del mismo no afectaría al dinero invertido en él, ya que éste dependería de la entidad aseguradora: es por este motivo que, al elegir el mejor seguro, cobre una especial importancia la solvencia de la aseguradora.

El Consorcio de Compensación de Seguros es una entidad dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda. Se ocupa de cubrir riesgos extraordinarios que no cubren los seguros privados como pueden ser las catástrofes naturales (incendios, inundaciones, terremotos…) o los ocasionados por el terrorismo o los cuerpos de seguridad en tiempos de paz, entre otros.

Además, también puede iniciar la liquidación de una aseguradora garantizar parte del dinero a sus acreedores con contrato de seguro caso de quiebra de la misma. El funcionamiento es el siguiente: el CCS adquiere los créditos derivados de siniestros, rescates de seguros de vida y la prima no consumida en caso de vencimiento anticipado de los contratos, de forma que los acreedores podrán recuperar un porcentaje (superior al que resultaría de la liquidación) sin necesidad de esperar a que finalice la liquidación, ya que el pago se produce por adelantado. Es importante señalar que el CCS no se hará cargo de las aseguradoras extranjeras, cuyos acreedores quedan totalmente desprotegidos ante cualquier quiebra o similar.

Dependiendo del tipo de producto, su garantía -o ausencia de ella- dependerá de organismos y factores diferentes. Conocer a qué está sujeto cada uno de ellos es la mejor forma de acertar en su contrato.