Este jueves, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, nos ha vuelto a llevar a la cruda realidad. Si tras las declaraciones de hace apenas una semana, algunos querían interpretar que el BCE iba a actuar de forma independiente en ayuda de los dos grandes países en riesgo, Italia y España, sin necesidad de que estos pidieran el rescate, ahora parece claro que no es así, y que en esta "guerra" de Alemania principalmente contra los países con problemas, ha vuelto a ganar el más fuerte.

Las señales eran claras, ayer mismo desde Alemania se indicaba como "problemática" la compra de Deuda por parte del BCE en los mercados secundarios, y dicho y hecho, la máxima autoridad monetaria sólo actuaría como apoyo de los países que soliciten el rescate, ni compra de bonos ni licencia bancaria para aumentar los fondos disponibles.

La mentira de la moneda única

El desplome de la bolsa y la escalada de la prima de riesgo, consecuencia de las palabras de Draghi, significan mucho más, y es la incapacidad del Banco Central Europeo de dar una respuesta por la vía monetaria a problemas tan importantes como los que estamos sufriendo actualmente. La cuestión es que el mal está en origen, y está en una aceptación del euro extremadamente rápida, estableciendo unos criterios de convergencia que fueron falseados por unos (Grecia) o conseguidos de forma acelerada por otros (Italia, Portugal y especialmente España) aprovechando una coyuntura económica beneficiosa, pero que finalizada esta etapa de bonanza, han dejado al descubierto todas las debilidades de una Europa de dos velocidades.

Así nos enfrentamos a una realidad, países en caída libre de su PIB, déficit desbocado y altas tasas de paro, y que necesitan medidas para crecer, frente a otros, con cuentas saneadas, índices de desempleo bajos y con un Producto Interior Bruto estable, que temen que esas medidas expansivas que necesitamos, lleven a un repunte en los precios.

¿Y ahora que?

Esta "desunión europea", impide que mecanismos que han funcionado moderadamente bien en otros países (el caso más importante es el realizado por la Reserva Federal de Estados Unidos), como la expansión monetaria o inyectar liquidez a la economía no se puedan y sólo quede una alternativa, el rescate o la compra de Deuda con condiciones, que puede realizarse en diferentes fases, pero que una vez abierta, parece difícil que sea limitad, y para prueba, el precio record del 6,7% que se ha tenido que pagar el Tesoro esta mañana en la subasta de Bonos a 10 años. En este escenario estaríamos hablando de entre 300.000 millones y 400.000 millones para cubrir, tanto subastas y vencimientos, para un plazo no inferior a dos años, y equilibrar las cuentas.

Y este es el punto más aterrador. Los resultados del déficit público del primer semestre no son nada halagüeños, ni los recortes han sido suficientes respecto a la reducción del gasto, y los ingresos se han desplomado (especialmente el IVA) por la caída de nuestra economía. Queda por ver, que sucederá si en el segundo semestre continúa esta sangría. Y es que a medida que nos adentramos en recesión, caen los ingresos, y si así sucede, es probable que nos "impongan" ajustes en sectores que hasta ahora se han salvado más de la quema, como pensiones, pudiendo entrar en una espiral endiablada de recortes y caída en nuestra economía.

Pero siendo optimistas, e incluso saliendo de la crisis en dos o tres años, la decisión de Draghi tiene un trasfondo oscuro a largo plazo, y es saber que tiene que pasar para que el BCE sea un organismo que en verdad colabore y ayude a todos los países. Y eso sólo se consigue con una convergencia económica real y una renuncia voluntaria de parcelas de soberanía, que lleve a que la Unión Europea, sea verdad, especialmente en la primera de sus palabras.