Cerramos el mes con la Cumbre Europea de Bruselas en la que nos jugábamos mucho, especialmente en el corto plazo, con una prima de riesgo que es insostenible para las arcas del Estado. Por ello, las dos primeras decisiones han sentado bien a los mercados, eufóricos en un primer momento y moderándose mas tarde, y es que como ha dicho la Canciller alemana, Ángela Merkel, no hay "prestación sin contraprestación" y eso también lo ha pensado la Bolsa.

Estas "contraprestaciones" las veremos en los próximos días, pero de momento si hemos conseguido un balón de oxígeno necesario para intentar aminorar el coste de nuestra Deuda, el compromiso de compra de Bonos y que los bancos se puedan recapitalizar directamente con ayuda de la Unión Europea sin pasar por el Estado.

La primera es una medida a corto plazo pero muy necesaria cuando hay una tensión tan grande en el mercado como ocurre actualmente, cubriendo la demanda de estos productos se conseguirá reducir la carga financiera del Estado y supondrá un alivio en el objetivo de reducción del déficit. Más positiva y de más calado es conseguir que los bancos puedan ser rescatados por los mecanismos creados por la Unión Europea sin que la ayuda pase antes por el Estado. Con ello, la carga de la Deuda pasará a manos de los bancos y no supondrá más peso para los países, a la vez que eliminan otras incertidumbres, como saber en caso de problemas quien tiene la prioridad en el cobro de la Deuda.

El futuro está en conseguir más unión

Estas dos buenas noticias para el corto plazo, necesitan ser acompañadas por otras con un horizonte temporal mucho más amplio. En primer lugar definir la llamada "agenda de crecimiento" que defiende el primer ministro francés Hollande, esta agenda no es incompatible con la reducción del déficit, sino lo contrario, necesaria para compensar con inversiones realmente productivas, los efectos que sobre consumo y demanda interna tendrán los ajustes presentes y futuros.

Y pensando más en el largo plazo, avanzar realmente en una mayor integración económica y fiscal. En esta medida, debería incluirse los llamados Eurobonos, no se puede mantener una Unión Monetaria cuando un país se financia al largo plazo al 1,3% y otro por encima del 7%. Se necesitan mecanismos de Deuda en los que se compartan los riesgos, si finalmente buscamos conseguir que Europa sea una "Unión". En este sentido si avanzamos hacia Europa, no hay que dudar en ceder soberanía, cedimos la moneda y ahora más de una década después parece que nos cuesta realizar más pasos hacia adelante.

Las contraprestaciones

De todo ello nos quedará a los españoles contraprestaciones muy duras y que se aprobarán en las próximas semanas. A estas alturas y viendo como el objetivo del déficit para todo el año ya se ha alcanzado, hay que reconocer la realidad y asumir la ampliación del plazo que nos ofrece la Comisión Europea, a la vez que sus exigencias, que nos llevarán a una nueva vuelta de tuerca.

El domingo tenemos ya subidas de luz y gas, y en breve nos encontraremos con subidas más generales con la más que presumible implantación del "céntimo verde" para el combustible y una nueva subida del IVA, ya sea por la elevación de sus tipos, o como se ha venido especulando en los últimos días con la revisión de categorías que dejarán de pagar por el tipo reducido y pasarán al normal.

A esto se añadirán nuevos recortes en muchas partidas de gastos, pero presumiblemente también en los sueldos y plantillas de los funcionarios, como también se ha venido anticipando. Todas estas medidas tendrán un gran calado en nuestro cuadro macroeconómico, tanto en ingresos, gastos como en la contracción que se va a producir en nuestro PIB, y por tanto urge su revisión, para no trabajar medio año con cifras nada cercanas a la realidad.

Pero sobretodo queda que la agenda y los objetivos se marquen en el largo plazo. Por supuesto que las coyunturas muchas veces obligan a nuevos ajustes, pero no se puede actuar de forma a veces tan improvisada y los ciudadanos tampoco pueden soportar recortes "infinitos". Hay que marcar una agenda conjunta en la Unión Europea, con objetivos claros y realistas, y que se piense de una vez en la Unión Europea en su conjunto y no en los intereses particulares de cada uno de los países miembros.

Antonio Gallardo, iAhorro.com, Comparador de Bancos