La Historia de la Eurocopa está jalonada de sorpresas que han hecho de este torneo el más importante de selecciones junto con la Copa América. Pese a que en el fútbol profesional las sorpresas son cada vez más difíciles de ver, en cada edición de la Eurocopa existe una selección que se suele colar en ellas. A continuación, repasamos algunas de las sorpresas más llamativas que se han dado en la Eurocopa:

República Checa - 1976 y 1996

En la Eurocopa de 1976 se produjo una de las mayores sorpresas de la competición. La selección de Checoslovaquia, con jugadores como Panenka y Nehoda, se coló en la gran final ante la todopoderosa Alemania Federal de Beckenbauer, Müller, Hoeness y Maier. Checoslovaquia. La final se disputó en el estadio del Estrella Roja de Belgrado. Los 90 minutos y la prórroga concluyeron con 2-2. En la tanda de penaltis, llegó el recordado penalti de Antonin Panenka, una suave vaselina con efecto y por el centro, una innovación que sorprendió al guardameta Maier y dio el título a los checoslovacos.

Veinte años más tarde, la selección checa -la escisión política entre Chequia y Eslovaquia fue pacífica y dejó pasó a que cada país tuviera sus dos equipos nacionales- protagonizó la gran sorpresa de la Eurocopa alcanzando la final. Y de nuevo ante Alemania, aunque en este caso ya con el equipo germano unificado. La final llegó de nuevo a la prórroga, después de que Bierhoff igualase el tanto inicial de Berger. En el tiempo suplementario, el propio Bierhoff hizo el gol de oro (2-1) que llevó a los alemanes a conquistar su tercera Eurocopa.

Dinamarca - 1992

Cuatro años antes, los alemanes también partían como favoritos, pero no contaban con la gran sorpresa del torneo. Dinamarca fue invitada a participar después de que las sanciones internacionales por la guerra excluyeran a Yugoslavia. La selección danesa, sin ninguna presión, conducida por futbolistas como Brian Laudrup y John Jensen, se plantó en la final de la Eurocopa ante Alemania y la derrotó por 2-0.

Grecia - 2004

La última gran sorpresa de una Eurocopa fue la que consumó Grecia en 2004. Una selección de fútbol rocoso y desprovista de brillantez técnica, pero que se llevó el título tras una trayectoria de lo más singular. Ganó a la anfitriona Portugal en el partido inaugural, empató con España (1-1) y perdió con Rusia en la fase inicial, pero se clasificó en segundo lugar del grupo por ‘goal-average’, dejando fuera a la selección española. En cuartos superó a Francia (0-1) y en semifinales a la República Checa (1-0). En la final, ante una Portugal que se veía con el título en la mano, y con un jovencito Cristiano Ronaldo en el equipo, los griegos se hicieron con la Eurocopa tras vencer (0-1) con gol de Charisteas.