Beneficios fiscales a la hora de invertir en un plan de pensiones

Beneficios fiscales a la hora de invertir en un plan de pensiones

Seguro que todos hemos escuchado eso de “hazte un plan de pensiones que tiene ventajas fiscales”, pero no estamos seguros de lo que realmente nos va a reportar. Por ello, vamos a tratar de explicar cómo funcionan los planes de pensiones a la hora de realizar la declaración de la renta y los términos más importantes de cara a tributar a Hacienda.

por Gema Carrasco | BeContent

En primer lugar, vamos a comenzar por los tramos del IRPF en España. Este impuesto se aplica de manera progresiva con los tramos que publica Hacienda cada año. Se indica el porcentaje a tributar en función de los ingresos. El tipo marginal del IRPF es el impuesto adicional que se paga por superar el tramo de renta respecto al anterior.

Se deben tener claros los tramos del IRPF y saber que esto se aplica sobre la base liquidable. Esta se obtiene cuando a la base imponible (suma de todos los rendimientos que ha obtenido el contribuyente) se le aplican las reducciones específicas reguladas por la Ley de cada tributo. Mientras menor sea su importe, menos impuestos tendremos que pagar.

Tabla de tramos del IRPF

De Hasta Retención
0,00 € 12.450 € 19%
12.451 € 20.200 € 24%
20.201 € 35.200 € 30%
35.201 € 60.000 € 37%
60.001 € 45%

Sobre la tabla de tramos de 2018, vemos las diferentes retenciones para las distintas bases. Por ejemplo, si una persona cobra 30.000 euros al año por su trabajo, no se le atribuye el 30% de retención, sino que hasta 12.450 euros se le aplica el 19% sobre lo correspondiente de 12.451 a 20.200 euros, un 24%, y el resto, hasta 30.000 que estaría en el siguiente tramo, un 30%. Se trata de un sistema progresivo en el que el tipo marginal se aplica a los euros que excedan los tramos anteriores, de forma que la proporción total del importe que suponen los impuestos respecto a los ingresos percibidos aumenta a medida que estos últimos son mayores.

Tipos de beneficios fiscales

Estas tablas son orientativas, no nos dicen cómo va a salir directamente nuestra declaración de la renta, puesto que, a lo largo del año, a través de las retenciones de IRPF en nuestra nómina vamos adelantando a Hacienda parte de lo que vamos a pagar y hay que incluir otras variables como familia a nuestro cargo, hijos, hipoteca… A la hora de hacer la declaración de la renta es cuando nos toca ‘ajustar cuentas’, y pueden darse tres situaciones: si la diferencia entre el resultado de la declaración y el importe de las retenciones tuviera resultado negativo, Hacienda nos tendrá que devolver la diferencia de lo que hemos pagado de más; si dicho importe fuera cero, entonces estaríamos en paz con ellos; y, finalmente, si fuera positivo significaría que hemos pagado de menos y nos tocará desembolsar a nosotros para saldar la deuda.

En caso de saldo positivo, existen diferentes opciones con las que te puedes desgravar como planes de pensiones, afiliación a partidos políticos, donaciones… Eso sí, para obtener estos beneficios hay que preverlo con antelación, antes del cierre del año fiscal a declarar. Pueden ser de diferentes tipos:

  1. Exención: son las rentas que están exentas de pago de impuestos.

  2. Deducción: es una reducción en la cantidad que resulta de aplicar el tipo a la base liquidable, por lo que supone un menor pago de impuestos sin afectar al tipo medio aplicado.

  3. Reducción: supone una minoración del importe sobre el que se aplica el tipo de gravamen, por lo que implica un menor pago de impuestos con reducción del tipo medio aplicado.

  4. Bonificación: es cualquier minoración de la cantidad a pagar de un impuesto.

  5. Subvenciones: algunos tipos se consideran beneficios fiscales, ya que no son reintegrables.

Las dos fórmulas privadas más utilizadas de cara al ahorro para la jubilación son los planes de pensiones y el plan de previsión asegurado (PPA). La inversión en ambos aporta ventajas fiscales a la hora de realizar la declaración de la renta permitiendo desgravar el dinero aportado mediante una reducción de la base imponible. Es decir, permite reducir los ingresos computados en la declaración, por lo que disminuyen tanto el tipo de gravamen como los impuestos que corresponde liquidar.

Podríamos decir que el Estado premia a aquellos que prevén su futuro invirtiendo en él durante su vida laboral y capacita de una reducción directa sobre la base imponible del IRPF. En la declaración de la renta esto se marca entre las casillas 400 y 409, descontándose directamente del importe final.

Diferencias entre un plan de pensión y un PPA

La diferencia principal que podemos encontrar en ambos sistemas es la seguridad, es decir, con un PPA te aseguras recuperar todo lo invertido durante tu vida laboral mientras que con un plan de pensiones no. Ahora vamos a entrar a matizar los detalles.

No quiere decir que un sistema sea mejor que otro, son diferentes y cada uno se adapta a distintos perfiles de inversores o situaciones del mercado. Hay personas que se están acercando a la jubilación y prefieren asegurar el dinero invertido y no estar expuestos a la volatilidad de los mercados. Al contratar un PPA te garantizas rescatar el dinero invertido, pero siempre en la fecha que se haya prefijado con anterioridad, no valdría en otro momento esta garantía. Además, una de sus principales novedades es que te garantizan legalmente una retribución mínima.

Seguramente muchos estéis pensando que si tenéis un plan de pensiones a renta fija deberíais recuperar todo el dinero, pero no es del todo cierto puesto que su valor fluctúa en los mercados como el de la renta variable, dependiendo de factores como la evolución de los tipos de interés o la prima de riesgo.

Ambas fórmulas tienen las mismas ventajas fiscales y además, a lo largo de tu vida laboral puedes traspasar tus ahorros de un plan de pensiones a un PPA sin incurrir en ningún coste fiscal.

Fiscalidad de los planes de pensiones y los PPA

La Ley 26/2014 recoge los últimos cambios acerca de la fiscalidad de los planes de pensiones que afectan tanto a las aportaciones como al rescate. Tras esta aprobación, el máximo deducible de las aportaciones anuales es la menor de las siguientes cantidades: 8.000 euros o el 30% de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas. También existe la posibilidad de deducirse de las aportaciones realizadas al plan de pensiones del cónyuge, con un límite establecido en 2.500 euros.

La cantidad de impuestos a pagar también influye a la hora de cobrar el plan de pensiones. Los rendimientos de éste se declaran como rentas de trabajo, por lo que en el caso de rescatarlo de golpe tendrán que tributar más impuestos que si lo hacen en forma de renta, debido a que el tipo marginal correspondiente será más elevado en el primer supuesto. En ambos casos debemos tener en cuenta las competencias de IRPF de cada comunidad autónoma que pueden variar.

Para visualizarlos mejor vamos a explicarlo con unos ejemplos prácticos. Vamos a analizarlos teniendo en cuenta lo que deben tributar por su sueldo bruto anual sin ninguna reducción ni deducción.

Supuesto 1

Una mujer de 35 años que cobra un sueldo de 24.000 euros. Sobre la base imponible (que en este caso sería la misma), aplicando la tabla que hemos visto anteriormente esta mujer tendrá que pagar 5.364,96 euros de impuestos en total a lo largo del año.

Esta misma señora decide contratar un plan de pensiones al que va a destinar 100 euros al mes (un 5% de su salario), lo que supondran 1.200 euros al año. Esta inversión debemos restarla directamente de la base imponible de 24.000 euros, y nos quedaríamos con una base liquidable de 22.800 euros sobre la que vamos a aplicar directamente la tabla de tramos del IRPF. Una vez calculado, le tocaría pagar 5.005,26 euros.

Por tanto, esta señora pagaría 359,70 euros menos de impuestos al año, lo que supone que aportando un 5% de sus ingresos ha conseguido pagar un 6,7% menos de impuestos, ahorrando además para su jubilación.

Supuesto 2

Un hombre de 50 años con un sueldo de 40.000 euros y sin ningún tipo de reducciones tendrá que pagar al año 10.501,26 euros a Hacienda.

Este señor, que ya se acerca a la edad de jubilación y se preocupa por ella, ha decidido contratar un plan de pensiones y realizar en los últimos 15 años de vida laboral que le quedan el ‘spring final’ invirtiendo cerca de un 10% de su sueldo en su futuro. Todos los meses depositará 350 euros en el plan de pensiones, por lo que al año será un total de 4.200 euros.

Si le restamos esta inversión a la base imponible, nos quedamos con una base liquidable de 35.800 euros sobre la que aplicar los impuestos. De esta forma, tendrá que pagar 8.947 euros a Hacienda.

Por tanto, este señor pagaría 1.554,70 euros menos de impuestos al año, lo que supone que aportando un 10,5% de sus ingresos, ha conseguido pagar un 14,8% menos de impuestos, ahorrando además para su jubilación.

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