Alejandro de Abarca Barnet, el preso fugado en tercer grado detenido por la muerte de la joven rumana Ana Niculai, cuyo cadáver fue hallado maniatado y carbonizado en el maletero de un coche en llamas en un camino cerca de Muro, confesó que mató a la mujer con varias inyecciones de heroína. El sospechoso, que en una primera declaración dijo ser inocente y negó los cargos de asesinato y detención ilegal, finalmente se derrumbó ante la Guardia Civil y admitió que asaltó a la víctima para robarle el coche e ir a Son Banya a comprar droga. El hombre, de 32 años y con numerosos antecedentes policiales, ratificó esta versión ante la jueza de Inca. Estuvo frío y sereno. La magistrada del juzgado de instrucción número 3 de Inca acordó su ingreso en prisión acusado de asesinato, detención ilegal, quebrantamiento de condena, robo y un delito contra la seguridad del tráfico.

Los letrados de la acusación particular Antoni Monserrat y Enric Patiño, en representación de la familia y el novio de Ana Niculai, solicitaron que fuera encarcelado por los cinco delitos que se le imputan. El fiscal jefe de Balears, Bartomeu Barceló, que se desplazó expresamente a Inca para interrogar al acusado, también pidió su ingreso en prisión.

El arrestado confesó ante la jueza de guardia que mató a Ana Niculai, de 25 años, con varias inyecciones de heroína en una zona comprendida entre Can Picafort y Muro a media tarde del 19 de julio. El forense ayer tomó muestras en el cuerpo de la fallecida para analizar si hay restos de la droga. El facultativo también recogió pruebas en sus genitales y en los del sospechoso para examinar si hubo algún tipo de abuso o agresión sexual, si bien el detenido negó haberla violado. La autopsia determinó que la joven pudo morir de un golpe en la cabeza, por asfixia o un golpe de calor o por una combustión.

De Abarca también reconoció que quemó el coche del novio de la víctima, un Audi A4, en cuyo maletero se encontraba la joven, para destruir las pruebas. El sospechoso alegó que robó el vehículo en el aparcamiento de la calle Jeroni Pou, en Palma, porque lo necesitaba para ir a comprar droga a Son Banya. Allí fue donde sorprendió a Ana Niculai por la espalda a primeras horas de la mañana.

Según dijo a la Guardia Civil, golpeó a la víctima en la cabeza, y la maniató con unas cuerdas que encontró en el maletero y la amordazó con un trapo. En su versión ante la jueza cambió el relato, y dijo que solo la intimidó verbalmente para obligarla a subir al coche.

Justificó el rapto porque, si la hubiera dejado libre, enseguida le habría identificado por su pequeña estatura al denunciar el robo del coche. Luego, la metió en el maletero y fue al poblado, donde compró cinco gramos de heroína.

El detenido dijo que se "chutó" la droga y también tomó speed, por lo que estaba muy nervioso. Luego fue a Muro en el coche e hizo dos viajes a Palma. Varios testigos le vieron. Una mujer le descubrió a las tres y media de la tarde en un bar en el centro de Palma y luego vio a la chica maniatada en el asiento trasero bajo una bici. Una hora después fue a un taller de Lloret por un pinchazo en una rueda.