La población se está multiplicando a un ritmo sin precedentes. Gigantes como China e India lideran ya un sólido crecimiento de las clases medias y del PIB mundial, lo que tendrá un importante efecto en la demanda de energía a nivel mundial y redibujará el mapa energético. La clave para un futuro sostenible es dar respuesta a esta necesidad y conseguir el equilibrio entre la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y el fomento del crecimiento económico. ¿Es posible?

El informe Cepsa Energy Outllok 2030 analiza el impacto que la búsqueda de este equilibrio tendrá en la energía, especialmente a la luz del acuerdo de París sobre el cambio climático (COP21). Aunque las previsiones de la compañía apuntan a que "los compromisos del acuerdo no serán suficientes para mantener el calentamiento global muy por debajo de 2? C sobre los niveles preindustriales" para 2030, como acordaron las naciones involucradas, en los próximos años sí se vislumbran unas tendencias sin vuelta atrás que transformarán el sistema energético mundial.

Tecnología = consumo energético inteligente

Las nuevas tecnologías como el Big Data o el Internet de las Cosas acelerarán el cambio a través de nuevas formas de ahorrar energía, aumentar la productividad e incluso revolucionar la manera de hacer negocios. Los avances tecnológicos mejorarán la eficiencia, anticiparán las necesidades de los consumidores y les permitirán interactuar con sus proveedores.

Más electricidad y menos emisiones en la carretera

Según Cepsa, para 2030, la flota de vehículos de pasajeros será un 25- 30% más eficiente de lo que es hoy en día. Aunque los vehículos eléctricos ganarán terreno -serán más económicos y competitivos -, la flota a nivel mundial seguirá siendo abastecida mayoritariamente por combustibles fósiles.

Debido a la tecnología, los motores de combustión interna serán más eficientes lo que hará que la demanda de combustibles de uso en carretera disminuya en 1,7 millones de toneladas en los próximos años. En España, la compañía apunta que los motores de com bustión supondrán el 96% del parque móvil, imponiéndose la

gasolina frente al diésel, cuyas matriculaciones bajarán en 13 años del 61% al 15%.

A la proliferación de coches eléctricos y vehículos autónomos, Cepsa suma la vía de la movilidad compartida como solución al desafío energético. Esto será muy visible en lo que llaman ciudades entrópicas, como Nueva Delhi, Bogotá o Río de Janeiro. Este modelo de ciudad, con bajos ingresos y alta densidad, que concentran el 55% de la población urbana mundial, aceptará ampliamente esta alternativa. Otras ciudades como Londres, Nueva York, Madrid y Tokio (ciudades heredadas), también lo aceptarán progresivamente, frente a otras como Abu Dabi, Johannesburgo o Los Ángeles que por la magnitud de las distancias y la baja densidad de población, seguirán optando más por el automóvil privado.

Energías renovables vs. petróleo y gas natural

Los productos del petróleo seguirán liderando el mix energético, tanto mundial como español, en el futuro.

De hecho, el petróleo supondrá casi la mitad de la demanda energética en 2030, si bien experimentará un paulatino debilitamiento debido en parte al incremento del uso de biocombustibles, los vehículos eléctricos y el gas natural, pasando de 46 millones de toneladas equivalentes (Mtoe) a 37 Mtoe. El gas natural ocupará el segundo lugar y se espera que aumente paulatinamente su participación en el mix de energía debido a la sustitución del petróleo en las calefacciones de edificios residenciales y comerciales, a su potencial como alternativa al carbón y al uso moderado pero creciente en camiones y vehículos pesados.

La electricidad representa aproximadamente una cuarta parte de la demanda de energía de España y es en este segmento en el que las fuentes de energía renovables tienen más posibilidades de expansión, especialmente en forma de energía eólica y solar. La capacidad instalada de las renovables, eólica y solar fotovoltaica, se incrementará en España a 47GW y 29GW, respectivamente; frente a los 23GW y 7GW de la actualidad. La capacidad hidroeléctrica se mantendrá constante, mientras que la capacidad nuclear podría reducirse ligeramente.

En cuanto a la biomasa debido a la regulación que exige que el 8,5% del combustible de uso en carreteras se fabrique con biocombustibles con el fin de cumplir con los objetivos de la Unión Europea.