Tras un primer análisis del accidente de Angrois, la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios recomendó al Ministerio de Fomento que instalase balizas de seguridad ASFA que garantizasen el frenado automático del tren si este "rebasa la velocidad máxima con la que debe ingresar en el tramo siguiente". El primer lugar en el que se implementó la medida fue la curva de la tragedia, y a partir de hoy, esta precaución, junto con un refuerzo de la señalización vertical, se generaliza en el resto de las líneas donde se circule a más de 160 kilómetros por hora. En total, Adif fortalecerá la seguridad en 80 puntos de la red ferroviaria estatal.

El tramo en el que fallecieron 79 personas el 24 de julio fue el precursor de una revisión se extiende a toda la red. El pasado 1 de agosto Adif instaló a 4,4 kilómetros del siniestro un sistema ASFA que reduce la marcha de los trenes a 160 kilómetros por hora si estos sobrepasan esa velocidad y además, a la altura de la curva de Angrois, limitó el máximo de forma provisional a 30 kilómetros por hora, 50 por debajo de lo que era habitual hasta la noche en que Francisco José Garzón descarriló cuando circulaba a 179 kilómetros por hora.

Hasta el siniestro, el ASFA instalado solo frenaba el convoy si este pasaba de 200 kilómetros por hora, pero el Alvia accidentado no circulaba a esa velocidad. Aparte, en el lugar del siniestro, el organismo ubicó otra baliza, que emite una señal acústica para advertir al conductor de que existe una limitación que debe obedecer.

Desde hoy estas medidas de refuerzo de la señalización -que pretenden intensificar "la llamada de atención al maquinista" cuando se produzca un cambio significativo de velocidad- se extenderán a "aproximadamente 80 puntos" de la red ferroviaria estatal, aunque se ceñirán a las "líneas de velocidad superior a 160 kilómetros por hora", según confirmaron ayer fuentes del gestor de infraestructuras ferroviarias. También se aplicará a las vías con sistema ERTMS -que frena automáticamente el tren si la velocidad no es la que corresponde a ese tramo- porque, informan desde Adif, por ellas pueden circular otros trenes, como los de mercancías, que operan con respaldo ASFA.

Aunque las mismas fuentes aseguran que hay tramos en los que se han tomado ya estas precauciones extra, el "refuerzo" en la señalización se empezará a abordar "hoy" de forma sistemática y se irá extendiendo a los puntos de la red que lo requieran de un modo "paulatino". En general, las zonas en las que se producen cambios bruscos en el ritmo de la marcha están vinculadas a accesos a ciudades, curvas o proximidades de desvío o de obras.

En lugares como estos, como ocurría en A Grandeira, es donde se produce lo que Manuel Besteiro Galindo, director de Seguridad en la Circulación, define en una circular dirigida a los maquinistas como una "transición significativa de velocidad". Esos puntos en los que se produzca una "variación significativa" de velocidad -fuentes de Adif ponen como ejemplo el paso de "100 kilómetros por hora a 60"- contarán desde hoy con varias señales que, además, estarán relacionadas con el ASFA mediante balizas.

Así, explican desde Adif, se marcará con un cartelón un preanuncio de velocidad limitada permanente, al que seguirá el propio anuncio de velocidad limitada en los casos en que esta sea "igual o inferior a 140 kilómetros por hora". Dichas señales irán vinculadas a balizas que informarán con un pitido al maquinista. El conductor ya dispone de un cuadro de velocidades máximas, pero el sonido redundará a la hora de captar su atención. "El que tiene que bajar la velocidad es el maquinista, que tiene que confirmar que ha visto el aviso y actuar en consecuencia", indican desde Adif. Si no actúa, el tren frena.

La medida, subrayan desde la empresa pública, tiene carácter "provisional" y es fruto de "un primer estudio" de la red, a la espera de las conclusiones de la comisión de seguridad creada tras el siniestro.