La part forana cambia de era política. La hegemonía que impuso el PP en las elecciones de 2011 se resquebraja y da paso a un mosaico más fragmentado de siglas y colores políticos, que obligará a echar mano de los consensos para gobernar en un alto número de municipios. La debacle de los populares en los grandes municipios que llevaba dominando por completo en las últimas legislaturas evidencia una nueva realidad política.

Así, el Partido Popular pierde la mayoría absoluta en ayuntamientos tan importantes como los de Calvià, Inca, Manacor, Marratxí, Llucmajor o Felanitx, y sólo salvan términos como Campos, Santanyí, Deià, Fornalutx o Estellencs. Especialmente sangrante para el PP es la pérdida de la hegemonía en el Consistorio calvianer, donde llevaba gobernando los últimos 12 años de forma ininterrumpida.

Las victorias en este municipio de Ponent y en la capital del Raiguer son los principales triunfos de los socialistas en la part forana, que pierden la mayoría absoluta en uno de sus feudos, Lloseta, tras una etapa turbulenta por la condena de inhabilitación del alcalde Bernat Coll. Aun así, han sido el partido más votado, con cuatro ediles, mientras que la escisión resultante, SI, logra dos.

Del lado de los conservadores, en la mayoría de los casos en los que el PP ha perdido la mayoría absoluta, los partidos de izquierda tienen entre sus manos la posibilidad de alcanzar ententes. Por ejemplo, en un feudo histórico popular como es Montuïri, Més logra un resultado inédito al empatar a votos con el PP y podría apoyarse en el concejal conseguido por el PSOE para formar gobierno.

Més se apunta uno de sus principales hitos en Manacor, donde, por primera vez en la historia de la democracia, gana las elecciones, por delante del PP y del PI. Precisamente, el de la capital de Llevant es uno de los ayuntamientos donde emerge con fuerza como partido bisagra Proposta per les Illes. En sus manos, tiene el poder de decantar hacia la izquierda o hacia la derecha varios ayuntamientos.

Así sucede en Llucmajor, donde Joan Jaume sólo se mantendría con un acuerdo a tres bandas con ASI y PI; en Felanitx, donde el partido liderado a nivel autonómico por Jaume Font obtiene dos ediles, o en Andratx, donde Katia Rouarch tendrá una vez más la llave de la gobernabilidad. Mención aparte merece el caso de Porreres, donde Xisca Mora (PI) logra la mayoría absoluta. El escenario político resultante del 24-M no se puede interpretar sin tener en cuenta la evolución de marcas lideradas por ex candidatos populares que no se han podido presentar por este partido en aplicación del código ético de José Ramón Bauzá, que no dejaba que fuesen imputados en las listas. Era el caso, por ejemplo, de Pollença. La formación del ex del PP Tomeu Cifre, Tots per Pollença, gana las elecciones empatando a seis regidores con Junts Avançam y condena al Partido Popular a un rincón político residual, con un único edil. La nueva fórmula electoral de otro ex popular Montserrat Rosselló, PxP, barre también en Vilafranca con mayoría absoluta.

No ha corrido tanta suerte, sin embargo, otro candidato apartado de las listas del PP. La agrupación de electores Junts per Alaró encabezada por el actual alcalde Joan Simonet no reedita la mayoría absoluta que consiguió en 2011 bajo las siglas del PP.