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Política

La cúpula de Més elude la autocrítica por el 26-J

El aparato trata de relativizar el batacazo electoral del domingo con la coalición con Podemos y EU frente al malestar entre las bases y cargos intermedios, y reitera que dos de cada tres votantes suyos puso la papeleta

Imagen de una asamblea de Més en la que se debatía si concurrir con Podemos.

Una sensación extraña, una fuerte desazón mezclada con dosis de estupefacción sacude desde el domingo por la noche a muchos dirigentes de Més per Mallorca. Cuando a nivel generalizado -incluso el PP- se daba por hecho que Antoni Verger se iría esta legislatura a Madrid, cuesta digerir el golpe. Nadie dentro de Més está contento con los "malos resultados", en palabras del propio candidato, pero tampoco nadie se responsabiliza de los mismos. No al menos en público. Es como si después de la euforia insuflada antes de los comicios por y entre el aparato con la confluencia con Podemos y Esquerra Unida éste quisiera ahora pasar página al 26-J cuanto antes. Está por ver si las disciplinadas bases del partido ecosoberanista coinciden.

"Ha ganado la estrategia del miedo", fue el discurso oficial que se diseñó el lunes. "A diferencia del 20-D, ahora se ha mobilizado el electorado conservador y se ha desmobilizado el progresista", apuntaba la clave de lo ocurrido un comunicado de la cúpula. Un folio entero dedicado a analizar al resto de partidos sin la menor autocrítica interna. "No son los resultados esperados", lo único que se admitía.

Por lo demás, resulta llamativo que la ejecutiva de Més responsabilice a Podemos de haber desincentivado a sus seguidores, y por ende de las expectativas frustradas. Por contra, "los votantes de Més sí que han votado por la coalición mayoritariamente", concluía el aparato. Internamente se impone la tesis de que gracias a la aportación de Més se ha frenado la caída generalizada de Podemos en todo el Estado. No opinan lo mismo votantes tradicionales de Més, muchos de los cuales admiten abiertamente no haber votado esta vez a sus siglas porque concurrían con los podemistas.

El aparato sabía del malestar antes y durante la campaña, pero lo relativizó entonces y lo relativiza ahora. Haber fracasado en su doble objetivo de dar el sorpasso al PP y colocar al primer diputado soberanista en el Congreso se debe a Podemos, repite la dirección de Més. En la calle y los bares, numerosos simpatizantes discrepan. El domingo estos se decantaron por el PSOE -que solo gracias a este trasvase explica su subida de más de 4.600 votos estando en caída libre en toda España-, Soberania per les Illes o incluso los animalistas de PACMA. Otros fueron a depositar la papeleta "con la nariz tapada" -comentario muy oído en la part forana-, y un tercer grupo se abstuvo directamente.

Entre cargos públicos de segundo nivel alguna que otra voz cree que en la ejecutiva que lideran David Abril y Bel Busquets "deberían haberse producido dimisiones". Acto seguido, añaden: "Pero conozco mi partido, todos haremos como si no hubiera pasado nada".

La cúpula se entregó a la confluencia con Podemos para estas segundas elecciones, pero no fue capaz de mobilizar a las agrupaciones para que hicieran campaña. En los pueblos se ha hecho el mínimo esfuerzo. En una clara estrategia del desmarque, se ha visto a Verger en actos sin ningún miembro de Podemos, y a la inversa. En el mitin central con Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Ada Colau en sa Riera (Palma) entre el público había más altos cargos de Més que simpatizantes de base.

Los ataques y reproches mutuos para fraguar la coalición, con la lucha que terminó con Verger relegado al tercer puesto de la lista, pueden haber pasado factura. Las fuentes para este artículo reconocen que "a la hora de la verdad mucha gente nuestra no se ha sentido cómoda" con el formato adoptado. Desde Sobirania supieron ver el desencanto y se afanaron en captar electorado propio de Més.

En las redes sociales se vislumbra ese malestar del simpatizante de siempre hacia el aparato. "Biel, dimite", "no aprendes", son algunos de los comentarios vertidos en el Facebook de Biel Barceló, que por cierto ya no tiene responsabilidad orgánica dentro de Més.

En su perfil, Antoni Verger también responde a algunos críticos con la ´marea´ balear. "Efectivamente, un sector de gente que votó Més en diciembre no ha querido votar una coalición con Podemos" ahora, admitía que se asocia a los podemistas con el boicot constante a la labor del Govern del Pacto.

Con todo, Verger sigue sosteniendo que "un 70%" de sus votantes se mantuvo fiel a Unidos Podem Més. Y gracias a ello la marca de Iglesias subió dos puntos en Balears frente a la caída del 20% a nivel estatal.

La culpa es de Podemos, dicen en Més. La culpa es de Més, dicen en Podemos. Abril se jactaba de haber celebrado "tres asambleas en una semana ¿qué otro partido es tan democrático?" para refrendar la coalición. "Pero no decía que las hacían en Palma a las seis de la tarde y solo iban los que están colocados y cuatro incondicionales", le replica un militante raso.

El jueves 7 de julio, los ecosoberanistas han convocado uno de estos cónclaves, para analizar los resultados. Será una buena ocasión para pulsar el alcance real del sinsabor que les ha dejado el 26-J.

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