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Análisis

Mercado hortofrutícola

Mercado hortofrutícola

La prohibición de difundir encuestas desde ayer demuestra lo obsoleta que ha quedado la ley electoral española y, sobre todo, la Junta Electoral, con una interpretación completamente arcaica de las normas, superadas por la realidad tecnológica. Como ya ocurriera en la anterior campaña, esta última semana será la del mercado: frutas y hortalizas identificarán a los partidos por su semejanzas cromáticas para dar a conocer su evolución en los sondeos que se publiquen fuera, en Andorra, por ejemplo, sin ir más lejos. Estamos ante uno de los anacronismos más evidentes de las leyes españolas. Así como otras normas también básicas han ido adaptándose al ritmo de los tiempos, en este caso los legisladores parecen afectados por una especie de temor a que los votantes puedan verse influidos por un factor ajeno a sus maquinarias electorales. Sin embargo, la evolución de las tecnologías de la información pone al alcance de todo el que se interese de los resultados que se puedan publicar fuera de España con una difusión inmediata incluso a través de los medios de comunicación tradicionales que decidan utilizar el símil hortofrutícola. Hecha la ley, hecha la trampa. Pero también el ridículo del legislador timorato.

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