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La prórroga

Solo un escaño (y Medio) en disputa

Solo un escaño (y Medio) en disputa

La glotonería de los partidos les impulsa a concentrarse obsesivamente en sus escaños. En Mallorca, decenas de analistas y asesores se debaten durante semanas entre un dos o un tres, el número de diputados que confían amarrar. Calcularían con mayor tino si se fijaran en los demás. En especial, ahora que la multiplicación de opciones con acceso al Congreso obliga a relativizar los parlamentarios a obtener, para centrarse en los parlamentarios a perder.

Para deshacer el suspense de inmediato, en Balears solo hay un escaño y medio en disputa, aunque la competición se libre en teoría para conseguir ocho diputados. La inmensa mayoría de puestos está adjudicada de antemano. Las encuestas fallan a la hora de determinar la altura de la cúspide de una montaña, pero no en la determinación de la solidez de su base. Sobre todo, cuando los comicios en vísperas se producen seis meses después de los anteriores. Y tal vez a otro seis meses de los posteriores.

Los escaños que tienen dueño son uno de Ciudadanos, dos de Podemos, dos del PP y uno del PSOE. A pesar del auge de la tropa de Pablo Iglesias y del desfallecimiento de Pedro Sánchez, los socialistas no están anclados irreversiblemente en la unidad trágica. Sin embargo, también sería excesivo garantizarles el segundo diputado que obtuvieron en diciembre. Sobre todo, con la perspectiva de sus desastrosa campaña, y tras el anuncio de Jordi Sevilla de que en realidad están trabajando para los populares.

La solución salomónica consiste en adjudicar 1,5 escaños al PSOE. Con la cautela de que necesitará mucho más esfuerzo para conservar los dos actuales que para menguar a uno. Por tanto, hemos repartido 6,5 diputados. Descartados los socialistas y Ciudadanos para la hipotética mejora, el PP y Podemos se reparten como mínimo un parlamentario, quizás dos.

La inercia electoral afianza el tercer diputado del PP. A propósito, la única opción de mejorar esa cifra requiere que Teresa Palmer no sea candidata. En cambio, el impulso favorece a Podemos, que persigue un 3-2-2-1 robándole la primacía a los populares. O un 3-1-3-1 desangrando definitivamente a los socialistas para instaurar un nuevo bipartidismo en Mallorca. No hay más cartas.

La circunscripción balear contribuye con ocho escaños de 350, pero esta mínima participación no rebaja el simbolismo del corrimiento de un escaño. Si la fuerza de Pablo Iglesias triplica en parlamentarios al PSOE, puede afirmarse que Podemos se situará en el entorno de los cien diputados en Madrid, y que Pedro Sánchez dimitirá a las diez de la noche del 26J.

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