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Diario de la marmota

Los líderes se quedan solos

La principal diferencia entre la campaña del 20-D y la del 26-J es que los candidatos se han quedado solos. Ahora predican en el desierto. Los últimos signos de movilización ciudadana del pasado diciembre se han agotado, extenuados por casi seis meses de negociación inútil y frustrante para formar gobierno. Aun así, diez millones y medio de personas concedieron una última oportunidad a los cuatro candidatos a la presidencia del Gobierno durante el debate televisivo de la noche del lunes. Y pese a la inmerecida acogida que dispensaron a los cuatro líderes, volvieron a contemplar cómo se levantaban entre ellos los mismos muros de incomprensión que han imposibilitado cualquier salida pactada a los resultados de los comicios. Si el bipartidismo se agota, como amenazan sus enterradores desde hace tres elecciones, los nuevas dos fuerzas pujantes no auguran precisamente un cambio significativo en las reglas del juego.

En Balears, la soledad de los candidatos es todavía más profunda. Han perdido capacidad de convocatoria incluso acompañados de los líderes nacionales. Ni Pedro Sánchez protagonizó un lleno absoluto en la precampaña ni Albert Rivera se atrevió en ese arranque con un mitin convencional, como hace seis meses. En esta ocasión nadie le dedicó un ¡presidente, presidente!, porque los vítores de ayer se han convertido ahora en reproches. Por no hablar del pinchazo en toda regla de María Dolores de Cospedal el día que prestó su apoyo como secretaria general del PP a la candidata Teresa Palmer. Y sin ese sustento nacional, los cabezas de lista locales tienen que contentarse con el puerta a puerta, la desangelada reunión con un sindicato, una asociación vecinal o una animada federación de la tercera edad, mientras militantes voluntarios cubren huecos y sillas vacías. Ni siquiera la marea de Podemos, que llega mañana con su alineación nacional titular para el gran mitin de la campaña, se ha atrevido en esta ocasión con el Palma Arena, donde hace seis meses reunió a más de 5.000 personas. El Parc de sa Riera será ahora el escenario donde no contempla otra cosa que el éxito arrollador. Habrá que verlo.

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