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La prórroga

Sí, odio esta campaña electoral

Sí, odio esta campaña electoral

La consulta más frecuente en estas fechas en los gabinetes de medicina general de Mallorca, plantea:

-Doctor, odio estas elecciones, ¿me he contagiado del virus antidemócrata?

Por fortuna, los médicos mejor preparados que pagados tranquilizan a la población, y descargan las culpas del hastío sobre las carencias de la clase política.

Los candidatos son las primeras víctimas de su probada incompetencia negociadora durante el primer trimestre de 2016. Por ejemplo, a lo largo de los preliminares de la campaña ya han desfilado por Mallorca los inigualables Pedro Sánchez, María Dolores de Cospedal o Albert Rivera. A todos ellos se les advierte ausentes, desconcentrados, tristones, envejecidos. Necesitados en suma de una consulta de urgencia con los médicos encargados de convencer a los mallorquines de que desentenderse de la campaña no es un síntoma franquista.

Entrando en el terreno personal, he sustituido el estado de bienestar por el estado de ánimo. Puede que se esté jugando la suerte de España o de Europa entera. No me importa, odio esta campaña electoral. Y se va a notar, pero no quiero destapar mis cartas en fecha tan temprana. La mínima distancia entre dos elecciones anteriores había sido de dos años. Hay que remontarse a cuatro décadas atrás, 1977 y 1979, con el argumento irrebatible de la aprobación en el interín de una Constitución. Lo peor de la manida "segunda vuelta" es que abre la lógica a una tercera.

Por deformación profesional, afronto estas elecciones con la ira de quien ha de repetir un trabajo que se tragó el ordenador. Y no me refiero a una docta opinión de tres párrafos, sino a una novela de 300 páginas. En ningún caso pretendo que el trabajo esfumado tuviera una mínima validez. Simplemente, ya estaba hecho. Contemplar el simulacro de los culpables de la cancelación del 20D, aumenta la rabia. La situación no mejora ante la alegría incontenible de Podemos/Ikea, enfrascados en una campaña perpetua que no admite desfallecimientos. Siento pánico a los dinamizadores, los marxistas incruentos me preocupan menos que una sociedad en manos de los fatigosos educadores callejeros.

La segunda frase más repetida hoy en las consultas médicas es:

-Doctor, ¿cuándo se acaba esto?

Si estábamos condenados a repetir una parte de la historia de España por nuestros pecados, podrían haber elegido un fragmento menos exasperante. Una vez redactada esta confesión, y esperemos que no se borre, trabajaré más tranquilo. Incluso es posible que vote.

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