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Análisis

Elecciones... o ´Grosse Koalition´

Elecciones... o ´Grosse Koalition´

Las elecciones han confirmado la última encuesta del CIS en lo que se refiere al PP y al PSOE. La han corregido en cuanto a Podemos y Ciudadanos, invirtiendo sus previsiones. Si antes del domingo ya se aventuraba un escenario complejo sin un candidato claro a presidir el gobierno, los resultados configuran un parlamento que puede ser ingobernable.

La hipótesis de un gobierno del PP posibilitado por las abstenciones de Ciudadanos y del PSOE es muy improbable incluso si el candidato a presidirlo fuera diferente a Rajoy. Aun con la abstención o el apoyo del PNV. Descartable es la imagen de un PP gobernando con pactos siempre con fuerzas a su izquierda sin contrapesos por su derecha; acabaría por desnaturalizarse completamente y convocando elecciones en el plazo de un año a lo más tardar. Su desgaste provocaría la alternativa de C´s en el centro-derecha. Es muy dudoso que el PSOE consiguiera mantener sus apoyos electorales como oposición moderada que sugeriría su abstención teniendo a Podemos ejerciendo una dura oposición.

La hipótesis de un gobierno monocolor o de coalición del PSOE con las fuerzas a su izquierda es igualmente impensable. Entre otras cosas porque Podemos ya ha manifestado que, además de una reforma constitucional que blinde los derechos sociales, exige una nueva ley electoral y la revocabilidad del presidente del gobierno. Si evaluamos las exigencias previsibles de Mas y Junqueras se refuerza la inviabilidad de esta solución. Ciudadanos ya ha dicho que votaría en contra de cualquier gobierno formado con Podemos. Las experiencias de multipartitos han sido muy negativas. Tanto en Cataluña como en Balears. La idea de un gobierno en solitario del PSOE con el solo apoyo desde la cámara de Podemos y los nacionalismos periféricos con el compromiso del referéndum en Cataluña ya ha sido satanizado por los barones más representativos del PSOE. No es factible.

Una posible salida, que no solución es la de convocar nuevas elecciones; o la segunda vuelta, como la llaman algunos. Aunque es razonable para PP y PSOE sólo en la medida que posibilita un cambio en el voto. Pero hay que recordar que no sería una segunda vuelta, donde sólo figuran los dos primeros, sino que vuelven a competir todos con todos; con lo que pueden repetirse con poquísimas variaciones los resultados. Puede que favoreciese al PP, pero no es seguro porque C´s estaría presente en el Congreso con sus cuarenta diputados. Seguro que perjudicaría mucho al PSOE puesto que Pablo Iglesias tendría tres o cuatro meses más para la campaña que dice que les ha faltado para superarles y disputar la línea de llegada al PP; con sus 69 diputados. Es decir, sería poco razonable para PP y PSOE si posibilita el sorpasso que ahora aún no se ha producido.

Si contemplamos otros factores, por ejemplo las exigencias de la Comisión Europea de aumentar los recortes en 10.000 millones para sujetar el caballo descontrolado del déficit y una nueva vuelta de tuerca a la reforma laboral, el peor escenario para los electores en las encuestas celebradas, el pacto PP y PSOE, puede ser el mejor para Europa. ¿Y para España? Depende de si priorizamos recuperación o cambio. Sin duda, desde el punto de vista de la estabilidad y de la consolidación de la recuperación, la gran coalición es la fórmula que daría mayor seguridad. El cambio político y la regeneración política se ralentizarían y PP y PSOE podrían retrasar su declive y mantener sus redes clientelares. La duda es qué efectos tendría sobre los resultados electorales de 2019. Si la situación económica no hubiera mejorado sustancialmente, el cambio sería drástico y el fin del bipartidismo asegurado. A sensu contrario, con una economía boyante, dos millones más de empleos y las pensiones mejor aseguradas, el bipartidismo podría seguir plantando batalla a los emergentes. Cuatro años dan para mucho y el refranero (más vale pájaro en mano que ciento volando), pueden ablandar las resistencias de los socialistas a consumar una coyunda explícita que hasta ahora sólo han practicado en el dominio de lo implícito. Ahora bien, es muy dudoso que con Sánchez y Rajoy tal solución (la más conservadora, pero la más sencilla desde el punto de vista de los números) sea viable.

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