De los enfrentamientos y cruces de acusaciones, a una especie de solidaridad de quienes aspiran al mismo premio: un escaño en el Congreso de los Diputados. Los candidatos de los principales partidos de Balears que acudieron ayer a la cita con DIARIO de MALLORCA para una fotografía de familia se deseaban suerte entre ellos. Como si fuera una lotería en las elecciones generales más abiertas desde la Transición.

En las urnas, en esta ocasión, no sólo se decidirá quién se colocará al frente de un país en crisis, sino también hasta qué punto quedan heridos los dos grandes partidos que han hegemonizado la política española durante años.

En Balears, tan importantes como las lecturas respecto a quienes ganan y pierden, serán los efectos que los resultados tendrán en un Govern presidido por la socialista Francina Armengol si el PSOE sufre una potente caída y, sobre todo, si Podemos da el sorpasso a los socialistas. En el PP, sumido en una crisis interna desde la debacle de las autonómicas, el candidato Mateu Isern tiene el reto de salvar los muebles, sabedor de que si los resultados son peores de lo esperado (y lo esperado es la pérdida de al menos dos diputados) los críticos a Bauzá no podrán culpar al expresident.

Ciudadanos da por hecho que al menos logrará uno de los ocho escaños por Balears, lo cual no sería un mal estreno para unas generales. El Pi sabe que sus posibilidades son escasas, pero también que su participación en la campaña le ha permitido contar con un altavoz para consolidar su imagen ante una parte del electorado que hasta no hace tanto formaba parte del granero del PP. Més, por su parte, mantiene hasta el final su esperanza de sentarse en el Congreso de los Diputados, aun consciente de que el voto útil (que en su caso se dirigiría mayoritariamente a Podemos) tiene muchas posibilidades de dar al traste con sus cálculos.

Cálculos

No sólo Més hace cálculos. En esta campaña los partidos que en las pasadas autonómicas lograron representación en el Parlament han hecho muchos números, cruzando los dedos por lograr el primer escaño en unos casos y, en otros, porque una vez garantizado un diputado, los restos no les dejen sin el segundo. En esa situación, los candidatos han intentado dar el máximo de sí mismos. Ayer, jornada de reflexión, se la tomaron al pie de la letra al menos formalmente. Ni una sola declaración política, salvo la de asegurar que estaban satisfechos de como se había desarrollado su campaña.

Mateu Isern (PP), Ramón Socías (PSOE), Jaume Font (El Pi) y Fernando Navarro (Ciudadanos) acudieron a la cita con DIARIO de MALLORCA puntuales, deseosos de acabar cuanto antes la ya casi tradicional fotografía conjunta de la jornada de reflexión para pasar el resto del día con sus familias y amigos. Juan Pedro Yllanes (Podemos) y Antoni Verger (Més) no quisieron acudir.

Día de descanso

Isern miraba el reloj, impaciente por dar una vuelta con su moto (una de las aficiones del candidato del PP) como modo de relajarse antes de ir a comer con su familia. El socialista Socías estaba deseoso de jugar una partida de pádel con sus hijos y ver el partido del Mallorca y el Girona. Fernando Navarro salió desde la mañana con sus dos perros, con los que después fue a pasear por la playa des Carnatge. Jaume Font se levantó a primera hora de la mañana para dejar preparado el fondo de la fideuà que después prepararía es su casa de Sa Pobla para su familia, con la que pasó la jornada de reflexión.

Según informó Podemos, su candidato al Congreso de los Diputados, Juan Pedro Yllanes, pasó la jornada de reflexión junto a familiares y amigos en Alaró, donde visitó la galería Addaya y el mercado. El candidato de Més, Antoni Verger, también dedicó parte de su jornada de reflexión a la cultura, en su caso visitando el museo arqueológico Talaiot Son Fornes de Montuïri, según informó Més.