Diario de Mallorca

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La fiesta en paz

...Y los líderes habitaron entre nosotros

´Caganer´ de Pablo Iglesias en la plaza Major.

Ya hemos liquidado la mitad de la campaña electoral. Todos los líderes de partidos políticos de ámbito estatal se han dado un garbeo por las islas y, además de repetir las consignas del día de forma machacona, han deslizado alguna propuesta para Balears. ¡Qué paradójica es esta campaña! Gracias a las apariciones de candidatos en los programas de televisión de Bertín Osborne, Pablo Motos, el Gran Wyoming o a María Teresa Campos, sabemos lo inútiles que son para hervir unos mejillones, hacer un zumo o participar en experimentos pseudocientíficos. Sin embargo, llegaremos al 21-D sin conocer con exactitud qué males o bendiciones se cernirán sobre nosotros al día siguiente.

En sus visitas a Mallorca, los partidos menguantes -PP y PSOE- han elegido escenarios con poca capacidad. En cambio, los emergentes, han echado la casa por la ventana y apostado por el Trui Teatre, en el caso de Ciudadanos, y por el Palma Arena, los de Podemos. Felipe González eligió en 1982 el Estadio Balear y reunió a 10.000 seguidores. En cambio, Armengol se lleva a Pedro Sánchez a Inca y le hace hablar un recinto de dimensiones reducidas. Rajoy estuvo en el Palma Arena antes del caso Palma Arena y ahora se limita a dar una charla en una esquina del Parc de la Mar a la hora del vermú. ¡Quién les ha visto y quién les ve!

¿Y qué mensaje traen los bienhallados de la capital a los provincianos de Mallorca? Rajoy dejó muy claro que abomina del nuevo impuesto turístico -"no me gustan las ecotasas", dijo-, pero no explicó por qué subió el tipo del IVA a este sector del 8 al 10% pese a que había prometido que lo dejaría en el 5%. Sobre un paquete de cien euros al día la diferencia es de cinco euros frente a los dos, como máximo, de la ecotasa. ¿Acaso los impuestos son buenos o malos según los ponga yo o el otro? Sobre mejorar la financiación de Balears ni una palabra, aunque Montoro y Armengol firmaron antes de la campaña un acuerdo por varios cientos de millones de euros. A los dos les convenía. Al PP para esgrimir que no margina a Balears en las inversiones del Estado pese a que, sistemáticamente, tenemos la menor de España por habitante. A la secretaria general de los socialistas de Balears, le sirve para presumir de su capacidad de negociación incluso con el adversario político. El problema es que este acuerdo será papel mojado el día después de las elecciones.

Por cierto, Pedro Sánchez, al igual que Rajoy, ni siquiera se molestó en prometer una mejor financiación para Balears. Hacen bien porque desde hace más de una década todos lo anuncian y ninguno lo cumple. Al menos no podremos echárselo en cara.

Rivera e Iglesias sí prometieron mejorar la balanza fiscal de las islas con respecto al conjunto del Estado. Quizás son conscientes de que a ellos no les corresponderá la responsabilidad de gobernar y, por tanto, no tendrán que ponerse rojos ni amarillos cuando les recuerden lo que quedó escrito en las hemerotecas.

El líder de Ciudadanos sí anunció una reforma educativa para que todos los "niños de Balears puedan estudiar en castellano, balear e inglés". Sorprende que un señor que tanto esgrime la Constitución, desconozca lo que el estatuto de autonomía, cuya legitimidad parte de la Carta Magna, dice sobre la lengua propia de Balears. Asombra que el abanderado de la racionalidad frente al fanatismo haga más caso a grupos sui generis que en su fachada lucen el lema Dios con nosotros -¿acaso no está en todas partes?, ¿quizás no está con quienes no piensan como ellos?- que a la muy científica Real Academia de la Lengua Española.

Podemos prometió "un transporte público entre islas para que viajar a Menorca y Eivissa no salga más caro que hacerlo a la península? Poca materia regionalizada para un partido que aspira a tanto.

Han pasado como una exhalación por Mallorca. Su objetivo no es convencer a los asistentes a los mítines y por eso no les importa si son 200 o 5.000. Buscan sus minutos en los medios de comunicación y sus compromisos hacia Balears son apenas unas líneas en el mar que se borran en cuanto llegan a tierra firme.

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