El futuro ya está aquí y los robots, también. Es difícil poder establecer certezas en un mundo que no sólo cambia, sino que cada vez lo hace más deprisa. " Todo está yendo tan rápido que creo que a nivel de sociedad no estamos siendo capaces de procesarlo", advertía a su auditorio Sergi Lemus, socio de Business Process Solutions de Deloitte y experto en robótica, en la conferencia ´El trabajo del futuro y el futuro del trabajo´. Con cambios tan rápidos que "dentro de dos o tres años" la robotización y la inteligencia artificial ya habrá penetrado en el tejido empresarial.

Hablamos, de momento, de robots que no tienen forma humanoide, sino de programas o ´software´ que permiten automatizar tareas que forman parte de la cadena de trabajo de muchas empresas y que hasta ahora hacían una o varias personas. Algunos ejemplos: emitir facturas, enviar correos electrónicos, hacer balances o enviar documentos. Para Lemus, robotización equivale a "aligerar carga de trabajo" para que los empleados puedan dedicarse a faenas "con más valor añadido". Un ejemplo controvertido a conciencia, la medicina. Para Lemus, una vez que un ´software´ o robot sea capaz de hacer un diagnóstico de manera mucho más rápida que un humano, por lo que no le parece una idea peregrina ni descabellada que en un futuro no muy lejano una máquina nos haga el chequeo de los síntomas mientras sea el médico especialista -humano, claro- el que nos atienda "con más tiempo y atención". "Creo que la de médico será una de las profesiones que serán substituidas, aunque es muy provocativo", añadió.

De todas formas, el mensaje que se quiso trasladar al público fue unívoco: los robots "no van a eliminar puestos de trabajo, sino que los van a transformar", en palabras de la directora de Consultoría Human Capital de Deloitte, Sílvia Baqués, que animó a los asistentes a no creer el "ruido" sobre que los robots van a dejar a más de uno en el paro.

De momento, la tecnología con la que trabaja Lemus ha permitido que un robot diseñado para una entidad bancaria británica reporte un informe diario elaborado a través del acceso a diferentes fuentes digitales, lo envíe por correo electrónico y actualice los sistemas en base a la nueva información recabada. "Lo que antes hacía una persona a diario en cuatro o cinco horas, ahora en media hora está listo", de manera que, según el experto, la persona que antes dedicaba media jornada a este trabajo, ahora "puede dedicarse a otra cosa". Se trata de fragmentar las labores que hasta ahora realizan los trabajadores e implementar las máquinas en aquellas que permita la tecnología. Según los expertos no se debe temer a este cambio porque "hay muy pocos trabajos que se puedan automatizar al cien por cien". Para la experta en recursos humanos, esta realidad cambiante implica, por tanto, "una reorganización profunda del trabajo", o lo que es lo mismo "dividir el trabajo en trocitos".

No sólo eso, sino que los robots se pueden programar para que trabajen en las horas en las que la empresa no tiene actividad, como por ejemplo las noches y, de esta forma, no recargar los sistemas. "A veces tenemos que frenar a los robots porque pueden llegar a saturar las aplicaciones", explicó Lemus.

Los robots con los que se trabaja ahora facilitan la realización de tareas repetitivas en las que existe "propensión al error". Pero la inteligencia artificial está "al caer", según Lemus, y será el nuevo reto al que las empresas y administraciones tendrán que adaptarse. Si de momento los robots replican lo que hace un humano de manera automática, con la atomatización inteligente - el paso previo a la inteligencia artificial -, se podrán hacer tareas más complejas como revisar escrituras o contratos y hacer un resumen, por ejemplo. Pero también extraer datos de documentos semiestructurados o seguir reglas de decisión "si"/ "luego".

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre inteligencia artificial y los robots que actualmente se están implantando en algunas empresas avanzadas? "La inteligencia artificial intenta replicar la inteligencia humana", ahora un robot es capaz de extraer conclusiones después de revisar diez correos electrónicos, por lo que "en cuanto se aplique de manera masiva", la inteligencia artificial ya nos habrá rodeado. Es decir, la robotización de momento permite automatizar segmentos de trabajo, mientras que la inteligencia artificial permitirá a las máquinas sacar sus propias conclusiones. Un ejemplo ya existente presentado por Lemus, un robot que es capaz de procesar hasta dos mil contratos en una hora, lo que supone una reducción de un porcentaje elevadísimo del tiempo que se dedicaba a esa faena.

Impacto en las personas

Según una encuesta realizada por Deloitte, el 90% de las empresas están siendo impactadas por la digitalización, aunque solamente el 30% están preparadas para afrontarla, explicó Baqués. El motivo parece esconderse en los cambios en los puestos de trabajo que deben afrontarse ante la digitalización del mundo y, por supuesto, de las empresas. "Hay que reescribir las reglas, que tengan en su punto de vista la robótica. Si yo tengo un robot que me hace las nóminas, podré dedicarme a hacer otras cosas", afirmó la responsable de recursos humanos de la multinacional.

Baqués lo tiene claro: "la fuerza laboral va a cambiar". Eso significa que las plantillas van a ser más diversas, con diferentes tipologías de trabajadores (autónomos, asalariados, etc.) conviviendo en una misma compañía. "Hay 77 millones de freelance en Europa, India y Estados Unidos, aunque sólo el 16% de las empresas tiene una estrategia bien definida para manejar una fuerza laboral mixta".

La inteligencia artificial y la digitalización preocupan al sector empresarial. Según el estudio realizado por Deloitte, el 42% de las empresas cree que éstas serán implementadas en los próximos 3-5 años, pero sólo el 5% de las empresas considera tener "líderes digitales" preparados.

11.000 empresas participaron en la encuesta presentada por Baqués, 200 en España y de todos los sectores. Para la experta, lo fundamental reside en el "cambio de mentalidad". De hecho, aunque todos vamos con nuestros teléfonos móviles inteligentes y muchos se manejan a la perfección en internet en muchos ámbitos, "luego llegamos al trabajo y la impresora no funciona". Ritmos de cambio diferentes que "tanto las organizaciones como las políticas públicas no se están adaptando lo suficientemente rápido". Aunque para Baqués lo fundamental es hacer el cambio de chip, y tanto las empresas como la administración "sin contar con las personas es difícil digitalizar, porque se queda en tecnología".