Decir que todo el ecosistema del sector salud -desde los proveedores de instrumentales pasando por las aseguradoras y los pacientes- está inmerso en toda una transformación digital no es nada nuevo. Pero no hay que perder de vista velocidad creciente con la que están sucediendo los cambios por el amplio impulso que supone el desarrollo del Internet of Things -IoT- y de los wearables -dispositivos ponibles, vestibles-.

De hecho, en tan solo dos años y medio el número de aplicaciones de salud asociadas a wearables -mhealthcare app- se ha duplicado hasta llegar a más de 200.000 en el primer cuatrimestre de 2017. La inversión en bio-sensores ha aumentado un 400% desde 2012. Su uso, unido a la aparición de aplicaciones móviles o servicios como la telemedicina, la monitorización digital de los pacientes o la medicina personalizada, por citar algunos ejemplos, está posibilitando disponer información en tiempo real tanto de la salud como de la calidad de vida; establecer un nuevo modelo de relación médico-paciente; y prevenir enfermedades. O lo que es lo mismo, está transformando la atención médica y, consecuentemente, propiciando la aparición de nuevas empresas con modelos de negocio innovadores.

Hay dos grandes líneas en esta evolución digital. Por un lado, estamos ante una revolución de datos. El uso de analytics y Big Data comienzan a facilitar el procesamiento y análisis de enormes cantidades de información generada por los pacientes. Su uso en los próximos años transformará la forma de diagnosticar, permitirá la personalización de tratamientos, ayudará a identificar factores de riesgo, tratamientos preventivos y posibles efectos secundarios de medicamentos y tratamientos, y mejorará los resultados y la productividad del sector salud.

Por otro lado, los hábitos de los pacientes están cambiando. La facilidad de acceder a internet y a sus numerosas fuentes de información y la cada vez mayor proactividad de cada uno de nosotros en el cuidado de nuestra propia salud, nos convierte en personas mucho más informadas sobre tratamientos y, en muchos casos, en mayores consumidores de salud.

Cinco predicciones existen sobre el sector para 2025: el hogar será el lugar habitual para el cuidado/seguimiento rutinario de la salud; los hospitales estarán reservados para el tratamiento especializado, traumatología y emergencias; muchos de los contactos médico-paciente se realizarán de manera virtual y serán informados con evidencias del entorno real; más del 70% de los españoles realizarán una consulta por conexión video; y los individuos estarán mejor informados sobre su perfil genético, su salud actual y posibles enfermedades futuras.

Si bien algunos mercados están más evolucionados que el español, es cuestión de tiempo que nuestra forma de entender la salud y el sistema sanitario cambie sustancialmente en los próximos diez años. Todas las empresas del sector deben concienciarse, a nivel transversal en todas sus áreas, de que seguir apostando por la digitalización resulta crítico para mantener la competitividad y que la demora en su aplicación supone perder una ventaja competitiva.

* Senior Manager de Deloitte Digital