Imagina que en las Avingudes de Palma vas encontrando los semáforos en verde a tu paso. Un algoritmo gestiona las cámaras y la señal de los móviles que están en la zona y decide el flujo del tráfico.

Imagina que se produce un incendio en el casco antiguo. Los bomberos son avisados al instante; además, la unidad de policía local más cercana empieza a evacuar los edificios colindantes cuya estructura es de madera y los servicios municipales gestionan el alojamiento de los residentes de forma simultánea; todo está previamente diseñado para que no haya incidencias.

Imagina que los sensores detectan una concentración inusual de personas en un punto de la ciudad y el sistema calcula la ratio de policías preventivamente. O que este sabe que los contenedores de una calle están a punto de rebosar enviando una alerta a Emaya para que los vacíe antes de que las bolsas se acumulen en el suelo evitando quejas ciudadanas.

Imagina, porque es posible. Para eso tienes que sumar a la información que obtienen los servicios de Atención Ciudadana, redes sociales, la Wifi pública y detección IoT, Big Data, así como la señal que proporcionan todos y cada uno de los smartphones del ciudadano quien, sin saberlo, contribuye a generar un mapa de calor: comparte datos y ubicación. La ciudad sabe cómo y por dónde te mueves. La ciudad es inteligente, es lo que se ha dado en llamar una Smart City.

Se produce una ingente cantidad de datos que se organizan y resumen para visualizar aspectos clave de la ciudad. Distribución de la riqueza, necesidades de asistencia social, el flujo de tráfico que generan los colegios y si realmente asisten los residentes de la zona, qué tipología de negocios atraen a los compradores y en qué cantidad a ciertas zonas y, con ello, redefinir - por ejemplo - las tasas de impuestos o las licencias de apertura. También dónde hay residentes temporales, en qué zonas se consume en exceso agua o medir la global satisfacción del ciudadano por calles.

Una ´Smart City´ busca descubrir lo que pasa en la ciudad, predecir lo que va a ocurrir en base al conocimiento histórico y prescribir a los políticos medidas que conduzcan a una mejora de la calidad de vida y a un mejor aprovechamiento de recursos y presupuesto. Y a la reelección ¡Casi nada!

Eso sí, surgen riesgos con la privacidad del individuo. ¿Habrá Smart Citizen?

*Presidente de la Asociación Balear de Corredores de Seguros