La crisis ha puesto de manifiesto las fisuras de un modelo económico que ha propiciado un inusitado incremento de la desigualdad, con una "extrema concentración de la riqueza, la insostenibilidad medioambiental y un injusto reparto de cargas y beneficios", que, "de continuar así, amenaza con fracturar de manera irreversible nuestra sociedad". En tiempos del Brexit y Trump, esta afirmación contenida en el informe que Oxfam ha presentado esta semana con motivo del foro de Davos sobre "Una economía para el 99 %" de la población y no para el 1 % que acumula una riqueza estratosférica, tiene un calado particular. Mueve a la preocupación, desde luego. La ONG asegura que en España entran en juego dos dinámicas que se retroalimentan para fomentar la desigualdad: los salarios y los tributos. Es la "doble trampa, que castiga sobre todo a las personas más pobres".

El informe expone con toda crudeza las divergencias sociales en un país en el que las tres personas más ricas, entre ellas el valenciano Juan Roig, disponen de más riqueza que el tercio de la población más pobre. Y es que, "tanto durante el período de crecimiento como el de crisis, la economía española ha primado los beneficios y las rentas de capital, frente a la rentas salariales y el empleo". Además, "la factura de la crisis sobre los salarios ha sido muy desigual, siendo los salarios más bajos los que más han sufrido", como prueba el hecho de que los sueldos del 10 % de la población que menos cobra ha caído durante la crisis casi un 28 %, mientras que aquellas personas encuadradas en el 10 % que recibe remuneraciones más altas apenas se ha visto perjudicada. A esto, cabe añadir que el empleo a tiempo parcial, que en 2008 suponía el 11,6 % del trabajo total, pasó a representar en 2015 el 15,6 %.

Redistribuir

Oxfam denuncia que el modelo económico español "se caracteriza por su incapacidad para crear empleo de calidad, con niveles salariales justos (en muchos casos, los salarios son injustos) y sin capacidad para redistribuir de quienes más tienen a quienes más lo necesitan". Y lo peor es que la vuelta al dinamismo económico "muestra un modelo que parece proteger los beneficios empresariales, las rentas de capital y los intereses de quienes más tienen, frente a las necesidades de las familias más vulnerables y las personas trabajadoras".

Además de las remuneraciones, el otro factor que explica la desigualdad en España, según Oxfam, es, como ha quedado dicho, el sistema tributario. En este sentido, el informe asegura que "la capacidad del Estado para reducirla ha sido históricamente muy limitada, empeorando en un contexto tan adverso" como el de la última crisis. Y es que el modelo fiscal "se asienta en figuras impositivas esencialmente regresivas y casi obviando las rentas de capital, por lo que apenas contribuye a frenar la acumulación de la riqueza". A esta variable, la ONG añade la reducción de la recaudación que se produjo en la etapa de crisis, "lo que conllevó un recorte de los servicios públicos. Las políticas sociales no fueron capaces de acabar con la pobreza estructural cuando no había estrecheces económicas y ahora, con los recortes, muchas personas han quedado fuera del sistema". En efecto, un panorama desolador.