Actualmente el sector empresarial debe de dar respuesta a los retos que nos depara el futuro. Conseguir un crecimiento sostenido en términos económicos en un mercado cada vez más global y con una mayor competitividad obliga a las empresas a diseñar e incorporar estrategias innovadoras que permitan mejorar y evolucionar sus productos o servicios.

La gran mayoría de las empresas de éxito están convencidas que la innovación es fundamental para el éxito, tanto en las etapas de crisis como en las de bonanza económica y por ello la innovación se encuentra generalmente en el ADN de estas organizaciones.

Después de la profunda inestabilidad que ha afectado a los mercados desde 2007, la innovación vuelve a estar presente en las empresas como palanca de cambio y recuperación económica, sin embargo, diversos estudios ponen de manifiesto que él éxito no radica exclusivamente en las inversiones destinadas a I+D+i, sino en cómo estas compañías utilizan estos recursos para gestionar y adecuar la cultura de la organización y de sus profesionales.

Michael Porter, reconocido referente en estrategia empresarial, afirma que la subsistencia de las empresas depende de la capacidad que tengan para innovar y mejorar y que, por ello, debe ser gestionada proactivamente.

El mundo empresarial está cambiando, vivimos en un mundo globalizado e interconectado donde los cambios en las Tecnologías de la Información y la Comunicación evolucionan tan rápidamente que en algunos casos antes de incorporarlas a nuestras organizaciones ya han quedado obsoletas. En un mundo tan dinámico y tecnológico donde la tercera revolución industrial se aproxima, las empresas deberán poder adaptarse a las necesidades y canales de sus clientes. Clientes que ya han cambiado sus hábitos y comportamientos de relación con las empresas. España ya es el país europeo con mayor penetración del smartphone, y es el primero en acceso multiplataforma a la red, por encima incluso de Estados Unidos.

Todos estos cambios en las relaciones entre empresas, clientes y mercado están dando lugar al concepto de las llamadas "empresas 3.0". Concepto que marca un nuevo modelo de empresa, que algunos expertos ya consideran como el modelo de futuro de las organizaciones modernas. El nuevo modelo tiene una visión comercial global, aunque sus acciones puedan estar geolocalizadas; busca el compromiso de todos sus integrantes dentro de una estructura mucho más ágil, colaborativa y multidisciplinar que centra sus estrategias en dar respuesta a las demandas de sus clientes pero desde una visión más holística, generando una experiencia personal y un beneficio social basado en valores.

Sin embargo, esta nueva manera de entender la empresa y de dar respuesta al mercado, no solo pasa por la innovación o por establecer nuevas acciones de marketing. Va a exigir a las empresas establecer nuevos modelos de relación con sus profesionales o colaboradores.

Vivimos en una generación donde las empresas deben poder incorporar a nuevos profesionales con una serie de competencias, actitudes y aptitudes que en algunos casos no solo no son fáciles de encontrar sino que la variable sueldo no es la que estos profesionales priorizan: la flexibilidad, el proyecto, los valores, el dinamismo de las empresas, o la capacidad de poder innovar juegan aspectos diferenciales y se convierten en una ventaja competitiva.

En un entorno empresarial que está empezado a salir de la crisis, y delante de los retos que tendrán que afrontar las empresas, los modelos organizativos más dinámicos, la capacidad de incorporar la innovación a las compañías, y de dar respuesta a los nuevos perfiles de los consumidores serán aspectos que condicionarán la salud de las empresas.

*Dir. de Consultoría de la ind. de ´Life Science and Healthcare´ de Deloitte