Hablar con Jorge Cuneo sobre economía colaborativa es como hacerlo con una enciclopedia. Conoce a la perfección el sector, está informado de todo lo que acontece y no se le escapa la más reciente adquisición empresarial relacionada con ese mundo. Holandés de nacimiento pese a su nombre, su dicción es tan perfecta como claras sus palabras.

- ¿Cuándo cree que se produjo el boom de la economía colaborativa?

-La economía colaborativa existe desde siempre. Probablemente la primera operación económica que se hizo en la prehistoria fue de economía colaborativa. Si tu tienes un palo y te lo cambian por una piedra, básicamente eso es economía colaborativa.

-Peros el lío formado con el tema de los alquileres vacacionales es muy reciente. ¿Qué opinión le merece el rechazo actual a plataformas como Airbnb?

-Ir contra una necesidad que existe no es lógico. Airbnb lo que ha hecho es modernizar el hecho de que si yo tengo un piso, en lugar de anunciarlo en un Segundamano o en una inmobiliaria local, lo pueda hacer para que alguien de Tokio vea mi piso en alquiler en Palma, es decir, ha globalizado una necesidad que ya existía.

-Entonces, ¿está cargando la administración contra lo que es nuevo o contra lo que es injusto?

-Creo que contra lo nuevo. Esto está pasando en todos los sectores. En el sector del taxi con Uber y Cabify también está pasando. Esto es cíclico, se repite siempre en diferentes sectores, y siempre ocurre lo mismo: es imposible ir en contra de la necesidad de la gente. Tú no puedes impedir que la gente quiera ir a alojamientos y apartamentos vacacionales.

-Pero habrá que poner algún tipo de coto, ¿no debería legislarse esta actividad?

-Claro que sí. Estoy totalmente de acuerdo. Pero, ¿cuál es la legislación correcta? Pues no lo sé. ¿Dónde está el límite? Tendrán que decidirlo los técnicos que estamos metidos en esto, pero realmente es absurdo ir como un martillo pilón contra un cambio que se está dando y que está ya en la sociedad.

-¿Se acabaría el debate sobre el alquiler vacacional si quienes alquilan tributaran por ello?

-Probablemente sí. Aquí es donde puedo entender al sector hotelero, en esta parte. Puedo entender a un hotelero -y no me refiero a una gran cadena, sino a una familia- que ha decidido comprar un pequeño hotel, invertir en reformarlo, pagar seguros, pagar licencias, etc. y luego resulta que todos los de su alrededor montan casas que no cotizan o no tributan… Yo puedo entender que esa persona que tiene su hotelito diga: “Oye, que yo me he gastado aquí mi dinerito cumpliendo todas las normas y alrededor nadie las cumple”. Esa es la parte en la que yo entiendo al sector hotelero. Y es por ello que hay que legislar el alquiler vacacional, pero eso no significa borrarlo del mapa cien o doscientos mil apartamentos vacacionales. En España hay más de 700.000 apartamentos vacacionales disponibles aproximadamente. No se puede borrar del mapa una necesidad. Hay que encontrar el punto en el que intentemos ser lo más justos posibles para todas las partes.

-¿Son el sector hotelero y el del alquiler vacacional enemigos irreconciliables?

-No. Incluso hay muchos ejemplos de colaboración entre hoteleros y alquileres vacacionales. Tenemos el ejemplo de Room Matey Be Mate. Kike Sarasola montó Room Mate y pocos años después se da cuenta del movimiento que se está creando con el alquiler vacacional y monta Be Mate. Y hay sinergias entre ambos negocios. Nosotros hemos enviado clientes a un Be Mate y cuando estaba de camino se dieron cuenta de que la casa no estaba disponible y lo alojaron en un hotel Room Mate. Accor, que es una de las cadenas hoteleras más grandes del mundo, compró el año pasado One Fine Stay, que es una startup de alquiler vacacional. Está habiendo movimientos del sector hotelero hacia esta parte porque entienden que no es un enemigo.

-Sin embargo los hoteleros han manifestado que el alquiler vacacional debe prohibirse. ¿Qué opina al respecto?

-Este verano ha sido un claro ejemplo, por lo que se ha visto en España, de que el sector hotelero no ha sido capaz de satisfacer la demanda turística que ha habido, y gracias al alquiler vacacional un destino como Palma ha podido recibir muchos más turistas. Te voy a decir una cosa: Airbnb ha sacado una encuesta recientemente sobre las transacciones económicas que hace un turista alojado en un alquiler vacacional en el entorno en el que se aloja y ese tipo de turista sale a cenar fuera más de lo que parece, o va a comprar al supermercado de la esquina, o va al museo, o al cine, al teatro… Es gente que transacciona y gracias a que hay más oferta de camas, por decirlo mal y pronto, viene más turismo a la isla. Ahí hay un interés económico para que esto no se pare. Hay una serie de turistas que han venido a Palma y que no podrían haber venido si no hubiese sido por la oferta de alojamiento vacacional.

-Distintos sectores han manifestado que el alquiler vacacional “da una mala imagen de la isla”. ¿Es realmente así?

-Gracias a Airbnb y a muchos otros partners que hay en Hundredrooms la oferta vacacional se está profesionalizando, se está ordenando, con lo que la parte de frustración que podría existir está desapareciendo. Ahora mismo cuando vas a una casa sabes muy bien a dónde vas, lees opiniones de esa casa, sabes dónde vas a estar y el turista es un turista contento. Voy a la casa que quiero ir, he visto veinte fotos de la casa… Ese componente de frustración ya no existe gracias a Airbnb, Homeaway y demás.

-Todo parece muy perfecto pero este año hemos vivido en la isla una más que evidente masificación, ¿no cree?

-La masificación es un problema cuando el tipo de turista que te llega es problemático. Yo creo que si a Palma llegaran todos los días miles de personas, como pasa ahora por aquí, por San Miguel, de gente paseando, pues sí, hay masificación. Hay muchísimos turistas, es cierto. Hay veces que incluso es complicado caminar por la calle. Pero si es un turismo que pasea, compra, gasta... ¿cuál es el problema? Otra cosa es cuando masificas con un turismo donde lo que te traes es ese turismo de 200 € con todo incluido, tres noches, al estilo Magalluf. Depende de a por lo que vayas tú como destino.

-¿Qué harían empresas como Airbnb o Hundredrooms si surgiera una ley extremadamente restrictiva con el alquiler vacacional?

-Poniéndonos en el caso más extremo, si sale una ley que lo que hace es que te multan porque estás haciendo algo ilegal, mi primer consejo es que no hagas nada ilegal. Dicho esto, yo no creo que vaya a surgir una legislación muy dura, porque aquí hay intereses cruzados, y aparte también están los intereses de los hoteleros que se tienen que tener en cuenta, por supuesto.

-¿Y si se prohibiera por completo?

-Un legislador, y esto seguro que un abogado te lo respondería mejor que yo, cuando legisla, lo primero que debería mirar es la viabilidad de que se cumpla esa ley. Si mañana quieres sacar una ley que prohiba a todos los hombres que lleven calcetines blancos, vale, sácala, pero no podrás hacerla cumplir porque no tienes recursos para hacer cumplir la ley. Si quieres prohibir que la gente anuncie apartamentos vacacionales puedes hacerlo, pero a ver cómo la haces cumplir después. Ahí es donde el legislador tiene que cuidar y debe entender que a la hora de legislar y hacer cumplir las leyes, luego tiene que ser capaz de hacer cumplirlas. Por eso no creo que nunca llegue el punto en el que se prohiba el alquiler vacacional. Si hacen eso, y seguro que alguno se quedaría contento, la realidad es que no puedes impedir que miles de personas no den a conocer sus casas a través de webs cuyos servidores ni siquiera están aquí en España.

-Esto último suena a órdago.

-¿Qué vas a hacer, bloquear Airbnb o Homeaway en España? ¿Vas a bloquear a los 500.000 apartamentos que hay anunciados en Homeaway en España? ¿Vas a ir uno por uno multando a esa gente cuando por una simple multa de aparcamiento de cuarenta euros puedes recurrirla durante un año si quieres? Eso es imposible. O nos ponemos todos de acuerdo o todo seguirá como ahora, que para mí no es lo ideal. Hay un vacío legal en el que nadie sabe bien qué es lo legal o no.

-Ha comentado varias veces que el alquiler vacacional es imparable. ¿Igual de imparable que lo era Uber?

-Pararon a Uber en España, y en cuanto lo hacieron llegó otro emprendedor que dijo “yo lo voy a hacer diferente, lo voy a hacer legal”. Y llegó Cabify, y Cabify es un Uber ateniéndose a la legislación española. Pero al final el mundo del taxi en Madrid, que consiguió parar a Uber, tiene el mismo problema porque la economía colaborativa es algo imparable. Y es que los taxis son muy caros. Y a lo mejor no es culpa del taxista, pero un taxi en Madrid del aeropuerto a cualquier punto de la ciudad son 30 € y con Cabify te cuesta 12 o 13. ¿Cómo paras eso? Y ahora sí es legal. ¿Cómo detienes una necesidad que la sociedad empieza a tener? Es imposible. Se puede legislar, se puede retrasar, complicar, poner trabas, pero no parar.

-¿Dónde terminará toda esta polémica?

-Espero que al final se acabe legislando con cabeza fría, siendo justos para todos, y una vez que esa legislación esté clara y todas las partes estén contentas, algo que será complicado, se haga cumplir la ley. Debería ser una ley que no haga tan injusto para el emprendedor que se ha gastado su dinero en montar su hotel, pero que no prohiba nada. Igual en Corea del Norte se pueden prohibir cosas, pero en una sociedad occidental hoy en día, prohibir, es algo tan complicado que no veo al Govern prohibiendo el alquiler vacacional. Es absurdo. Es como si prohibieran los cruceros porque masifican las calles cada vez que llegan. Masifican, pero ¿y el dinero que dejan?