Para poder liderar en este mercado de oferta súper competitivo, cambiante, mediático, global y viral, los antiguos directores deben convertirse en líderes con credibilidad. es decir, el crédito personal y profesional que cada persona tiene ante la opinión de su entorno y que es independiente del crédito que cada persona se atribuye a si misma. En definitiva, es el único crédito que vale para poder influir sobre los demás y es el que valoran las personas con las que nos relacionamos, viendo el trabajo bien hecho y bien acabado. Porque no sirve de nada hacer las cosas bien hechas si el cliente no las percibe. La credibilidad de que hoy dispone un profesional responde también al concepto de tiempo, ya que no es solamente el fruto de sus actuaciones inmediatas sino también la suma de sus actuaciones en el pasado: el crédito de hoy es la consecuencia del trabajo bien hecho y bien acabado de ayer y del trabajo bien hecho y bien acabado de hoy. El crédito de ayer nos otorga el crédito de hoy y, obviamente el entorno también nos valorará, tanto en función del crédito humano, que es la capacidad de gestionar en positivo las emociones propias y las de los demás y crear los diez valores que facilitan la convivencia y generan confianza, que hemos desarrollado en la 3ª Reflexión de este libro, como del crédito profesional, que es la capacidad de conseguir soluciones con éxitos sostenidos.

El crédito que las personas de nuestro entorno perciben y visualizan, es un nuevo factor clave para tener éxito profesional en un mercado de ofertas mayoritariamente iguales, donde la subasta de precios a la baja condiciona la actividad, ya que se han de fabricar y vender más unidades de un producto o de un servicio para facturar lo mismo año tras año. Todo esto comporta unas retribuciones más bajas a los profesionales porque crecen los costes de la manipulación bajando los márgenes de la venta y encima el mercado les exige más actividad, en definitiva: mayor actividad, más rentabilidad y menos retribución.

Ojala que esta reflexión conceptual haga impacto a nuestros queridos y pacientes lectores y les provoque automática y positivamente la forma de cuestionarse su crédito, obviamente sin buscar más culpables que uno mismo y con gran cantidad de humor y de humildad. En el mercado de demanda los profesionales se podían enamorar de sí mismos y convertir su verdad en la única verdad y su obra en la mejor obra, independientemente de la calidad percibida tanto por los clientes internos como por los externos. En el complejo mercado de oferta, le recomiendo que se enamore exclusivamente del éxito empresarial sostenido y sólo durante un ratito.

El liderazgo de la credibilidad, capaz de contagiar a su entorno en el cambio de actitudes y aptitudes que cada uno de los miembros del equipo ha de llevar a cabo para seguir siendo útiles a las nuevas exigencias en la calidad percibida por los clientes, es la llave para poder adaptarse al mercado de oferta. Sería conveniente para asegurar el éxito, cuestionarse su credibilidad para poder mejorar su crédito, sabiendo que: tanto crédito tienes, tanto vales para poder influir.

Para ayudarle a mirarse al espejo, le detallo los diez valores que le aportarán crédito:

1º. Ser humilde para poder calibrar las posibilidades de acierto y los conocimientos, así como evitar que el orgullo y/o la vanidad irresponsable mida en exceso nuestras posibilidades, aceptando las sugerencias y como no las críticas como otra alternativa.

2º. Ser positivo, para no desanimarse en el camino de búsqueda de las soluciones imaginándose un final feliz, evitando el pesimismo que siempre se imagina un final fatal.

3º. Ser transparente en la transmisión de los valores, de la información y de las opiniones en su totalidad y con el don de la oportunidad, evitando las verdades a medias.

4º. Ser honesto, transmitiendo lo que verdaderamente pensamos, obviamente después de haberlo reflexionado y documentando, evitando el hablar para quedar bien y/o el atacar para defendernos.

5º. Ser discreto en el uso de la información sobre la empresa y sobre los trabajadores y colaboradores evitando los chafardeos de pasillo y las infidelidades empresariales.

6º. Ser amable en cualquier circunstancia evitando la rudeza.

7º. Ser austero en el uso de los medios para asegurar la máxima eficiencia, evitando el despilfarro y romper las proporciones.

8º. Ser eficiente, para llevar a cabo correctamente cada proyecto con los recursos suficientes, evitando el tocar muchos temas y acertar en pocos.

9º. Ser proactivo, adelantándonos a los cambios y preparándonos para dominarlos consiguiendo el éxito sostenido, evitando las excusas y el llegar tarde al cambio.

10º. Ser perseguidor de los temas y la información de forma periódica evitando el "ya te lo dije", "ya lo envié" y otras formas de no cerrar el círculo de la eficacia.

Cuanto más crédito tenga en cada uno de estos diez valores, más confianza estará generando para poder trabajar con su equipo todos juntos y unidos, hacia el éxito sostenido en el comentado mercado de oferta.

* Presidente de Educatur y de la Asociación española de Expertos en Turismo