Las ventajas de la externalización de actividades que no sean consideradas core para el negocio ya son "viejas" conocidas. De hecho desde hace décadas grupos internacionales y, más recientemente, corporaciones españolas de primer nivel han ido avanzado en mayor o menor medida por este camino en las áreas de Finanzas, Recursos Humanos, Tecnología, Marketing y Operaciones.

Muchos no empezaron a plantearse la vía de externalización de procesos seriamente hasta la llegada de la crisis, olvidando que el outsourcing es mucho más eficaz cuando se plantea como parte de una estrategia y no como reacción desesperada a un problema. Haber externalizado antes de la crisis hubiese ayudado a muchas empresas a tener modelos muchos más flexibles capaces de adaptarse a la nueva realidad.

Es evidente que uno de los objetivos del uso del outsourcing es que sea económicamente ventajoso para el comprador. Sin embargo, con frecuencia, se tiende a simplificar tanto las ventajas como el factor de decisión de qué proveedor escoger, a un tema de precio. En la práctica hay un gran número de aspectos cualitativos y beneficios a tener en cuenta como son la reducción de los costes de estructura, el acceso a recursos expertos y a tecnología de vanguardia, la flexibilidad, la escalabilidad, el evitar diluir el foco en el negocio por involucración en actividades no estratégicas, etc. Por ello, el precio óptimo en un contrato de outsourcing habitualmente no es el "más bajo". Para crear un entorno de relación sostenible en el tiempo entre cliente y proveedor es necesario crear un escenario donde ambos ganen.

Los modelos más avanzados de prestación de servicios presentan una estructura híbrida que busca ser capaz de garantizar tanto la escalabilidad como la flexibilidad, con la capacidad de adaptarse tanto a crecimientos como decrecimientos acentuados. Estos modelos mixtos, a través de la combinación de recursos internos y externos, permiten capturar muchos de los beneficios de una manera más gradual.

Recientemente se está comprobando, además, que la externalización de servicios se está posicionando como una palanca de transformación e innovación para las compañías.

En la 2016 Global Outsourcing Survey, encuesta realizada por Deloitte cada 2 años a nivel global, con la participación en esta edición de 280 ejecutivos de empresas multinacionales, se pone de manifiesto que la capacidad de crear, aportar, integrar y amplificar valor está cogiendo cada vez más peso frente al coste, que históricamente era la razón principal para externalizar.

A modo de ejemplo, el 57% de los participantes responde que están utilizando la externalización para mejorar la calidad. Los proveedores están pasando de ser proveedores de servicios a proveedores de innovación. El 35% de los clientes encuestados confirman que, tanto es así, que están focalizándose en cómo cuantificar y medir el valor de esa innovación, para asegurar que la capturan y la potencian.

La aportación de tecnología a los procesos por parte del outsourcer se está convirtiendo en un aspecto clave. Las capacidades de los proveedores de servicios en conceptos básicos a futuro como Robotics y Analytics están siendo un elemento diferencial. Por otro lado, se está demostrando también el alto valor que puede aportar la externalización como herramienta en operaciones corporativas (ventas, fusiones y adquisiciones).

Así, la cuestión ya ha evolucionado de si estamos dejando de lado una oportunidad de reducir costes no planteándonos la opción de externalizar servicios, hacia si, no haciéndolo, estamos dejando escapar una gran ocasión para optimizar y transformar las operaciones de nuestra empresa.

*Socio de Business Process Solutions de Deloitte