La junta general anual de accionistas de Iberdrola celebrada este viernes en Bilbao hizo hincapié en el acierto del modelo de negocio, algo que, según puso de manifiesto la compañía, no sólo se traduce en ganancias récord, sino que también le permite situarse como referente mundial en la lucha contra el cambio climático.

Ignacio Sánchez Galán, presidente y consejero delegado de la multinacional energética, destacó ante los socios que, a pesar de la menor aportación de España a los resultados y la evolución de los tipos de cambio, el beneficio neto alcanzado el pasado año fue de 2.804 millones de euros, un 3,7% más que en 2016. La junta de accionistas aprobó el informe de gestión, las cuentas de 2017, así como un reparto de dividendo de 0,323 euros brutos por acción, un 4% más.

En la multitudinaria sesión ante los accionistas el máximo responsable del grupo señaló que Iberdrola es una empresa sólida, sostenible y diversificada, al tiempo que avanzó las optimistas previsiones que apuntan a cerrar 2018 con un beneficio neto de 3.000 millones de euros, el más alto de su historia, y esta evolución se trasladará al dividendo.

En cuanto a la evolución del sector energético, Galán subrayó que continuará con su proceso de transformación, con una descarbonización que conducirá a una mayor electrificación de la economía y a un aumento del 60% en el consumo de electricidad en los próximos 20 años, realidad que hará necesario el desarrollo de más fuentes de generación renovable e infraestructuras de red, "con inversiones en todo el mundo de 20 billones de euros hasta 2040".

En este escenario, el nuevo plan estratégico de Iberdrola para el periodo 2018-2022 contempla incrementar las inversiones hasta 32.000 millones de euros en sus mercados principales: Estados Unidos, Reino Unido, Europa Continental, México y Brasil. La mitad de este desembolso estará destinado a redes de distribución y transporte, mientras que un 37% será para energías renovables (eólica, fotovoltaica e hidroeléctrica). Tras estas inversiones, la base de activos regulados del grupo alcanzará al final del período los 40.000 millones de euros, casi un 40% más, mientras que la potencia instalada en energía renovable aumentará un 24%, hasta los 36.000 megavatios, con un incremento en la capacidad de almacenamiento del 25%.

Tercera revolución

El presidente de la eléctrica aseguró que "nos encontramos en la tercera gran revolución económica y social" y consideró que, ahora que Europa se encuentra en plena recuperación, es preciso seguir avanzando e impulsando medidas para fomentar la industrialización, homegeneizar la legislación fiscal y principalmente dotarse de un sistema energético sostenible, seguro y competitivo, con marcos perceptibles y estables.

Durante su intervención ante los socios, Galán no mencionó las disparidades que mantiene con su participada Siemens Gamesa, pero a raíz de una pregunta de uno de los accionistas afirmó que seguirán pidiendo "transparencia en la gestión de Gamesa" así como que "no se usen los recursos de todos los accionistas en beneficios de uno solo". Esta respuesta obedece al hecho de que Iberdrola considera que la gestión que realiza Siemens en Gamesa es la que ejecutaría en una filial, por lo que sería la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la que tendría que intervenir, porque una de las razones para que la que alemana se viese libre de lanzar una OPA sobre el 100% del fabricante vasco de aerogeneradores fue que no se trataba de una mera toma de control.

En cuanto a la postura del Ministerio de Energía, contrario a los cierres de las centrales de carbón de Velilla (Palencia) y Lada (Asturias), el presidente de Iberdrola afirmó que se someterán a la legislación, aunque reiteró su compromiso con la descarbonización. En relación al cierre de la nuclear burgalesa de Garoña, no quiso pronunciarse sobre si Iberdrola solicitará la renovación de los permisos de otras cinco centrales en las que participa la compañía en España y que cumplirán en próximos años.