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Análisis

¿Pagamos muchos impuestos?

Cuentas oficiales y oficiosas sobre la presión fiscal en España

¿Pagamos muchos impuestos los españoles? La forma más académica de intentar responder es acudir al concepto de presión fiscal, que pone en relación la recaudación con el producto interior bruto (PIB). En 2015, último dato disponible, la presión fiscal fue en España equivalente al 34,4% del PIB, inferior en siete puntos a la media de la zona euro (41,4%) y superior en ocho a la de EE UU (26%). Podría decirse, a partir de ese dato, que España es de los países europeos donde menos impuestos se pagan, aunque el indicador es imperfecto. Informa de lo que ingresa el Estado, pero no permite discernir si se recauda poco porque la fiscalidad es moderada o porque el sistema es normativamente muy imperfecto ("lleno de agujeros", dicen los hacendistas) y favorece cierta tendencia cultural a la elusión y a la economía sumergida.

El laboratorio de ideas Civismo, de pensamiento ultraliberal y muy combativo sobre el nivel impositivo español, utiliza un método que entra mucho por los ojos: estimar los días de trabajo que, en teoría, debe dedicar el español medio a pagar impuestos (180 en 2015, la mayoría en cotizaciones sociales). Civismo no calcula ese dato para otros países, pero sí hace una comparación internacional cuando habla de la "cuña fiscal", que mide lo que supone la suma del IRPF y las cotizaciones sociales respecto al salario medio. En España, la cuña es del 39,56%, inferior a la de doce países europeos y superior a una veintena de otras economías avanzadas de la OCDE, incluidas por ejemplo Dinamarca, Holanda y EE UU.

Civismo se inclina hacia lo suyo, el discurso liberal, así que no precisa que la menor cuña fiscal aparente de países como Dinamarca y Holanda está asociada a que en ellos las cotizaciones sociales son menores, bien porque las pensiones se financian con otros impuestos (caso danés) y o porque el Estado solo concede una pensión básica (caso holandés y otros) que es preciso complementar con planes privados (particulares o de empresa).

La comparación con EE UU se puede abordar con una especie de encuesta que, por vía indirecta y desde el punto de vista del gasto, informa de si pagamos o no muchos impuestos de una manera que los más liberales seguro que considerarán tendenciosa: si usted tiene en su entorno a alguien que haya tenido que hipotecar su casa para pagar facturas de una grave enfermedad, es probable que resida en EE UU. Si no es así, será que es usted ciudadano y contribuyente del "infierno fiscal" de Europa y de España.

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