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Entrevista

Alfonso Cortina: "Espero disfrutar este verano del chalet de Formentor"

"El boom inmobiliario fue un disparate con mucho dinero fácil y poco respeto al medio ambiente", afirma

Alfonso Cortina. Jacques valat

Su padre, el último ministro de Asuntos Exteriores de Franco, le dejó 5.000 millones de pesetas de herencia, pero Alfonso Cortina, en vez de vivir de las rentas, se volcó en empresas de alto riesgo y ahora, a los 72 años, sigue sin bajar la guardia pero, sibarita confeso, se dedica con pasión a producir vino de calidad en los Montes de Toledo. Hijo del ministro que se vio forzado a abandonar el Sahara español y nieto de un alcalde de Madrid con Alfonso XIII y en el arranque de la dictadura, estrecho colaborador de ‘los Albertos’ (los glamurosos primos de la gabardina Cortina y Alcocer), expresidente de Repsol y de la constructora Colonial, casado con Miriam Lapique, Cortina no tiene empacho en calificar de “disparate” el boom inmobiliario vivido en nuestro país, favorecido por el dinero fácil y la falta de respeto al medio ambiente, mientras espera poder disfrutar este verano de su fastuoso casoplón en Formentor (Mallorca), actualmente clausurado tras numerosos litigios por su impacto paisajístico que llegaron a ordenar su demolición, pero a punto de sortear la última exigencia tras haber pagado ya las tasas de la licencia de primera ocupación.

-Señor Cortina. ¿fue muy amargo para su padre, Pedro Cortina Mauri, el último ministro de Asuntos Exteriores de la dictadura, el abandono de España del Sáhara, con Franco moribundo, cuando él era partidario de un referéndum para su autodeterminación?

-Él siempre había manifestado su oposición a abandonar el Sáhara pero era un hombre disciplinado y se plegó a lo acordado en el Consejo de Ministros.

-¿Le compensó haberse metido en tantas aventuras empresariales, algunas de alto riesgo, después de haber heredado de su padre 5.000 millones de pesetas?

-He sido siempre empresario, he tenido puestos directivos en empresas que no eran mías y he fundado y promovido empresas. Eso es lo que me mantiene vivo. Tengo 72 años y no quiero jubilarme.

-¿Por qué fracasó la operación para controlar el Banco Central en la que usted participó de la mano de su hermano Alberto y de su primo Alberto Alcocer?

-Fui consejero del Banco Central en aquella época. Era una entidad con una gestión antigua que nosotros quisimos modernizar pero no fue posible. Así que mi primo y mi hermano decidieron vender. Fue una ocasión perdida para nuestro grupo y para el propio Banco Central, que luego acabó fagotizado por el Santander.“Aún quedan muchos años para absorber el ‘stock’ de viviendas que hay en España”

-¿Por qué acabó tan mal aquella espectacular incursión del grupo kuwaití KIO en España con Javier De la Rosa como lugarteniente?

-Entre otras cosas porque Kuwait fue invadido por Iraq y ahí se rompió la conexión entre aquel país y las inversiones que se habían hecho aquí.

-¿Fue un acierto privatizar Repsol, la empresa que bajo su presidencia llegó a ser la décima petrolera más grande del mundo?

-Yo privaticé solo el último 10 % de Repsol y luego, gracias a las operaciones que hicimos como la adquisición de YPF, la entrada en Trinidad-Tobago, en Brasil y el gas en Bolivia impulsaron la constitución de una gran empresa energética.

-¿Cómo llegó a convencer al entonces presidente Menem para que Argentina permitiera a Repsol hacerse con la petrolera YPF?

-Hablé con él varias veces. YPF estaba también en su mayor parte privatizada: el 15 % era del Estado argentino y un 5 % de las provincias petroleras. Lo que hizo Menem fue impulsar la venta de ese 15 % mediante una subasta pública, totalmente transparente, que ganamos nosotros. Una vez comprado el 15% quise llegar a un acuerdo con el consejo de YPF para fusionar las dos compañías pero fue imposible porque el consejo estaba en manos de unos supuestos independientes que cuidaban más sus intereses que los de la compañía.

-¿Qué sintió al conocer la nacionalización de la compañía por parte de la presidenta argentina?

-Sentí mucha pena. Fue un gran error político que ha reconocido el propio presidente Macri, quien llegó a decir que la expropiación de YPF a Repsol fue un abuso y una violación de la Constitución.

-¿Ve con nostalgia que Colonial, la constructora que usted presidió haya tenido que cobijarse bajo el paraguas de Villar Mir?

-Ahora está en manos de muchísimos inversores. Fui presidente de Colonial nombrado por La Caixa hasta que decidió venderla a un promotor andaluz que se llamaba Portillo. Luego llegó la crisis, la gestión de Portillo no acompañó y acabó como acabó. Colonial está ahora muy bien dirigida.

“[Con el chalet de Formentor] todo está resuelto porque he pagado ya las tasas de licencia”

-¿Qué conclusiones ha sacado de la burbuja inmobiliaria que sufrimos en España?

-Fue un verdadero disparate. Se construyeron más viviendas en España que en Francia, Alemania e Inglaterra juntas. Fue una confluencia de la existencia de dinero fácil con un urbanismo poco respetuoso con el medio ambiente. La burbuja inmobiliaria no se ha digerido aún. Yo fui presidente de una compañía de cemento y pude ver cómo pasamos de consumir 57 millones de toneladas en 2007 a 11 millones en 2015. Hay un enorme stock de viviendas aún y quedan muchos años para absorberlo.

-¿Cómo se encuentra tras la sentencia judicial que le obligó a abandonar su majestuoso chalet de Formentor así como a cortar la luz y el agua?

-Todo está ya resuelto porque he pagado ya las tasas de la licencia de primera ocupación.

-Así que podrá disfrutar de su casa el próximo verano.

-Eso espero. Ha sido muy desagradable pero en esta vida hay que relativizar todo y hay cosas más importantes que el poder utilizar o no una casa de verano.

-¿Qué cosas?

-La familia, la salud, los negocios, el bienestar de los que te rodean.

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